Reflexiones sobre la retención terciaria: Husserl, Twardowski y Stiegler

Sebastián Agustín Torrez*

Cuadernos del Sur - Filosofía 48 (2019), 10-27, E-ISSN 2362-2989

Este trabajo investiga la noción de ‘retención terciaria’ como memoria exteriorizada en soportes técnicos, de Stiegler, quien considera la técnica como previa a lo humano. Para ello, se recurre a la teoría de las acciones y los productos de Twardowski y a la teoría de la conciencia del tiempo de Husserl. El objetivo principal es mostrar nuevos vínculos entre la Filosofía de la técnica y la Fenomenología en sus aproximaciones a las experiencias individuales y colectivas relacionadas con la técnica y el tiempo. La complementación de las potencialidades de estas herramientas teóricas permitirá construir posiciones críticas frente a las consecuencias sociales que produce la industrialización de la memoria.

Palabras clave

retención terciaria

conciencia del tiempo

productos psicofísicos

Fecha de recepción

13 de diciembre de 2021

Aceptado para su publicación

29 de marzo de 2022

* Instituto de Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba - CONICET. Correo electrónico: sebagustorrez@gmail.com.

Resumen

This work researches the notion of ‘tertiary retention’ as externalized memory in technical supports of Stiegler who considers the technique as prior to humans. For this reason, it appeals to Twardowski’s theory of actions and products and Husserl’s theory of time consciousness. The main objective is to show new links between the Philosophy of techniques and Phenomenology, in their approaches to individual and collective experiences related to technique and time. The complementation of the potentialities of these theoretical tools will allow us to build critical positions in the face of the social consequences produced by the industrialization of memory.

Keywords

tertiary retention

time consciousness

psychophysical products

Abstract

10-27

Do

Introducción

El objetivo de este artículo es realizar un análisis introductorio de algunos vínculos destacados entre la Fenomenología y la Filosofía de la técnica. Para ello, se toma como hilo conductor la noción stiegleriana de ‘retención terciaria’ como memoria externalizada en soportes técnicos que preceden a lo humano. Las raíces de dicha noción se conectan en primera instancia con las indagaciones sobre la relación entre la técnica, el tiempo y el conocimiento1. Cada uno de estos términos adquiere un significado específico en Edmund Husserl, Kasimir Twardowski y Bernard Stiegler. Algunas relaciones entre estas disciplinas filosóficas se han comenzado a gestar en Husserl y Twardowski en las primeras décadas del siglo XX, y aunque en sus inicios la Fenomenología no haya puesto al objeto técnico o su experiencia en el centro de sus descripciones, sí se ha expresado sobre ciertos aspectos de la técnica, a la que confronta con la actividad intencional de la conciencia.

A su vez, en los tres autores se puede observar un movimiento general que va desde la descripción de la conciencia individual hasta el aspecto colectivo de la relación entre tiempo y técnica, lo cual habilita interpretaciones políticas y sociales pertinentes. En primer lugar, me referiré a la propuesta de Husserl sobre la percepción del objeto temporal vinculada a su concepción de la relación entre técnica, sedimentación y tradición. En segundo lugar, haré una introducción a la teoría de las acciones y los productos de Twardowski, quien estudia la relación de la actividad psíquica con su registro y reproducción técnica en diversos contextos. En tercer lugar, presentaré la teoría de la retención terciaria de Stiegler, que será contrastada críticamente con las propuestas de Husserl, Twardowski y Elsa Boyer. Se verá el modo en que la dimensión colectiva de la retención terciaria en Stiegler permite revalorizar el aspecto pharmacológico de estas teorías como clave para comprender mejor nuestro presente y avanzar hacia mejores complementaciones entre lo técnico y lo humano. Para un abordaje teórico riguroso de dicha complementación, es necesario fortalecer los vínculos entre Filosofía de la técnica y Fenomenología.

Husserl

Entre 1893 y 1917 Husserl (2002) se ocupa del problema de cómo es posible la percepción de un objeto temporal. En 1928 sus cursos y manuscritos relacionados con ese tópico fueron publicados bajo el título Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo2. Por motivos de extensión solo presentaré algunas nociones husserlianas que son retomadas por Stiegler (2002b) en el segundo volumen de La técnica y el tiempo.

Husserl establece una división en tres niveles de análisis de la temporalidad que intervienen en la percepción de un objeto temporal como una melodía. Lo externo a la conciencia es el nivel del tiempo objetivo o de la temporalidad de los objetos del mundo. Estos objetos temporales trascendentes tienen las determinaciones del ahora, del pasado y del futuro. Los otros dos niveles de análisis pertenecen a la esfera inmanente de la conciencia de los objetos temporales. Por un lado, el nivel de las vivencias o de la Conciencia inmanente propiamente dicha. Por el otro, el nivel de la Conciencia Absoluta Constitutiva del Tiempo3. En cuanto a su relevancia en la fundamentación de la conciencia del tiempo, el primer nivel es el de la CACT y el segundo es la Conciencia inmanente.

Las principales características de la conciencia son la intencionalidad, esto es, su direccionalidad hacia un objeto o hacia sí misma, y su unidad. La CACT es un tipo de intencionalidad en la que la conciencia se percibe a sí misma no de un modo temático, sino que permanece activo siempre de modo subyacente. La CACT posee una intencionalidad longitudinal asociada a una autopercatación de la conciencia absoluta que es responsable de constituir la temporalidad de la Conciencia inmanente (Husserl, 2002). La CACT posee una triple fase de protoimpresión o impresión originaria, retención y protensión. Esta triple fase se corresponde con una noción de ‘ahora extenso’ que incluye el punto presente del ahora puntal asociado al momento presente de la protoimpresión, un ahora recién pasado que corresponde a la retención y un ahora por venir al que corresponde la protensión (Husserl, 2002).

El nivel de la Conciencia inmanente o de las vivencias se caracteriza por una intencionalidad transversal (Husserl, 2002). La conciencia se dirige a objetos inmanentes que corresponden a las presentificaciones temporales que son el correlato intencional de la triple fase de la CACT. Se trata, en este caso, de la percepción correspondiente al ahora y de las presentificaciones temporales de pasado y futuro: recuerdos (o rememoraciones) y esperas, respectivamente.

Cada vez que se percibe un objeto temporal, el componente impresional que corresponde a la protoimpresión fluye hacia el pasado y es conservado en el flujo retencional de la CACT. Esto permite que la intencionalidad transversal se pueda volver sobre ese contenido a través de la rememoración. Se trata de dos niveles de conciencia distintos, pero donde el primero posibilita o fundamenta al segundo (Husserl, 2002). Así, la retención pertenece al nivel de la CACT y el recuerdo pertenece a la vivencia de rememoración de la Conciencia inmanente.

Estas aclaraciones sobre la temporalidad de la conciencia y la percepción de objetos temporales en Husserl son sumamente acotadas en vistas a introducir algunas de las nociones que Stiegler reinterpreta. Una aclaración adicional pero no menor sobre las Lecciones es que Husserl indaga en ellas en el ámbito del tiempo subjetivo individual. Como se verá a continuación, en sus últimas obras se ocupó de la temporalidad histórica intersubjetiva centrándose en el problema de la transmisión del conocimiento.

Entre 1935 y 1936 Husserl transita el fructífero declinar de su vida e imparte una serie de conferencias, publica artículos y redacta manuscritos que serán recuperados, recopilados y publicados entre 1939 y 1954. En 1954 aparece una de las obras póstumas de Husserl (1990), titulada La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental: una introducción a la filosofía fenomenológica4. Previamente, en 1939, su discípulo Eugen Fink publicó El origen de la geometría5, que Husserl proyectaba como el tercero de los apéndices al § 9.a de Crisis sobre la geometría pura (Husserl, 1990: 23 y siguientes). Más allá de la azarosa historia de publicación de ambos textos, los mismos son complementarios y datan de 1936.

En OG Husserl se pregunta: “¿Cómo es que la formación constituida intrapsíquicamente se convierte en un ser intersubjetivo propio, como una objetividad ideal, que precisamente en tanto ‘geométrica’ es todo menos algo psíquico real, aun cuando haya surgido psíquicamente?” (Husserl, 2000: 370). Esta pregunta refleja uno de los intereses que ha marcado a Husserl: ¿cómo se exterioriza y comunica una idea matemática sin perder su verdad? Husserl, antes que filósofo, es un matemático y su interés por la filosofía comienza justamente desde una indagación sobre la posibilidad del conocimiento matemático. Al final de su prolífica obra se pregunta cómo es posible que una idealización geométrica llevada a cabo por un geómetra individual pase al dominio intersubjetivo de sus colegas.

El surgimiento de la comunidad de geómetras implica como condición previa un intercambio lingüístico. Se trata de una relación de comprensión lingüística recíproca donde “la producción originaria y el producto de un sujeto podrán llegar a ser comprendidos activamente por otros” (Husserl, 2000: 371)6. Para que esto sea posible de manera sostenida en el tiempo, es necesario materializar esas idealidades, tanto para definirlas más precisamente como para poder transmitirlas. Esta materialización se realiza a través de la escritura, que permite que las formaciones de sentido geométricas vuelvan a ser evidentes (Husserl, 2000: 371-372).

Aquí es importante hacer una breve digresión para aclarar que Husserl no se refiere a este registro externo como una ‘retención’, término que solo aplica a la esfera intrapsíquica individual. En contraste, la posibilidad de exteriorización y comunicación que brinda el registro será clave para el pensamiento de Stiegler, especialmente a partir de su interpretación de la retención terciaria al final del capítulo 4 del tomo 2 de La técnica y el tiempo. Ambos pensadores comparten la idea de que en la base de toda tradición de conocimiento compartido hay como punto de partida un registro de una producción intelectual, una exteriorización que puede ser registrada7.

Según Husserl, la escritura como posibilidad de registro y transmisión de conocimiento se da primero en la esfera precientífica del mundo cultural y sobre esta se funda el surgimiento del conocimiento científico (Husserl, 2000: 375-376). En esta consideración de Husserl —no tan resaltada por Stiegler— la técnica es una propedéutica o una herramienta para el desarrollo de la geometría. Este paso de la praxis técnica en el mundo circundante a la geometría teórica se asocia, en primera instancia, a la acción de medir que es propia de “cada cultura, variando solamente en relación con el nivel de perfección, desde niveles más primitivos hasta más elevados” (Husserl, 2000: 384). Se trata de un desarrollo progresivo y simultáneo de la cultura y de la técnica que incluye “el arte de diseño para edificaciones, la medición de áreas de campos, de la longitud de caminos, etc.” (Husserl, 2000: 384). Además, “tal técnica existe desde siempre allí, abundantemente desarrollada y dada de antemano al filósofo, que aún no conocía la geometría pero que en cambio debía concebirse como su inventor” (Husserl, 2000: 384).

Subrayo que para Husserl hay una “técnica [que] existe desde siempre” (Husserl, 2000: 384) en las diversas culturas. Es una afirmación muy fuerte que, llamativamente, no está incluida en las referencias de Stiegler a OG. El tema de la concepción de la técnica en Husserl es problemático y adopta diferentes matices a lo largo de su obra que, por motivos de extensión, no se podrán reconstruir aquí8. Sin embargo, más allá de las descalificaciones de la técnica por parte de la fenomenología husserliana, hacia 1936 Husserl valora la técnica en relación con la generación del conocimiento científico por idealizaciones a partir del mundo circundante. En su nivel más básico, la técnica es una praxis mundana precientífica fundamental.

La crítica que Husserl realiza a la técnica en Crisis está dirigida a la misma como parte de un método científico que “se transmite hereditariamente pero que no transmite con ello (...) su verdadero sentido” (Husserl, 1990: 58). Esto se debe poner en correlación con el tópico de Crisis sintetizado en el título del § 9: “El mundo de la vida como olvidado fundamento de sentido de la ciencia natural” (Husserl, 1990: 50). Reconstruyendo el proceso presentado por Husserl, hay inicialmente una “geometría originaria” asociada a una “agrimensura práctica, que nada sabía de idealidades” (Husserl, 1990: 50-51). A eso le sigue una geometría antigua que “era una τέχνη”, una técnica que supone un alejamiento “de las fuentes originarias de la intuición efectivamente inmediata y del pensamiento originariamente intuitivo” (Husserl, 1990: 50). Finalmente, surge la geometría pura de Galileo. Husserl critica el olvido de la herencia de sentido sedimentado en el cual la técnica es simplemente la “aplicación práctica” de un método (Husserl, 1990: 55).

Parece haber entonces una técnica apreciada por Husserl y una que es criticada duramente. La que aprecia es una técnica precientífica o pregeométrica, la agrimensura práctica de Crisis (Husserl, 1990: 50). Al parecer, esa es la técnica que “existe ahí desde siempre” (Husserl, 2000: 384) asociada al mundo de la vida y que tal vez podría estar exenta de descalificaciones. La técnica que critica es la que se vuelve método de la ciencia y se transmite hereditariamente sin transmitir su sentido verdadero (Husserl, 1990).

Husserl profundiza y ejemplifica el contraste entre legado cultural precientífico y geometría pura incluyendo valiosos ejemplos de las diversas materialidades de los registros. Algunos de ellos son “los signos sobre el papel permanentemente usados durante el trabajo, los signos impresos en el manual del lector-aprendiz y similares” (Husserl, 1990: 25-26). Y sigue con la lista de ejemplos de legados culturales y los extiende a “los restantes objetos culturales (tenazas, taladro, etc.) que son ‘vistos’, simplemente, en sus específicas propiedades culturales sin necesidad de hacer nuevamente intuible lo que dio a tales propiedades su genuino sentido” (Husserl, 1990: 26).

Si bien esto se inserta en la argumentación husserliana sobre la génesis de la geometría en el mundo de la vida circundante, es pertinente señalar las indicaciones relacionadas con estas encarnaciones de sentidos o significaciones sedimentadas en objetos culturales. Husserl no utiliza la expresión ‘retención terciaria’ mentada por Stiegler pero acepta la posibilidad de medios materiales de registro y transmisión de la cultura. Stiegler tomará este aspecto de la teoría del último Husserl para enriquecer su noción de ‘retención terciaria’.

En Husserl tampoco hay una referencia a un Qué que determine a un Quién (Stiegler, 2002a: 263-264). Así, es posible comenzar a establecer vínculos entre diversos aspectos de la fenomenología husserliana y la filosofía de la técnica stiegleriana atendiendo siempre al modo en que Stiegler se apropia de Husserl. Este último tenía una preocupación por la exteriorización de los contenidos mentales, pero no en el sentido protésico de la conciencia que le dará Stiegler. También tenía una visión crítica de la ciencia de su tiempo, pero en un contexto previo al de una gubernamentalidad algorítmica criticada por Stiegler. Antes de profundizar en la propuesta de Stiegler presentaré la propuesta de Twardowski como una vía alternativa de acercamiento entre la filosofía de la técnica de Stiegler y la fenomenología temprana que ha sido poco explorada.

Twardowski

Entre los primeros autores que han teorizado temas en el límite entre fenomenología y filosofía de la técnica, deseo destacar a Twardowski. En 1912 Twardowski (1999a) escribe un ensayo titulado Acciones y productos en el que propone la noción de ‘producto psicofísico’. En el § 35 Twardowski explica que un medio técnico, como un fonógrafo, posibilita preservar o grabar un producto psicofísico no durable, como un grito. En tal caso tenemos la acción de gritar que produce el grito (un producto no durable) que, a su vez, simultánea e indirectamente produce las ranuras en el disco (un producto durable) (Twardowski, 1999a: 126).

Twardowski no se refiere solo a la grabación sino también a la reproducción del producto psicofísico no durable. En cuanto es reproducido se trata de un producto sustituto o artificial. Las ranuras en el disco o en el cilindro del fonógrafo hacen posible la emergencia de un producto no durable que es similar al anterior, es decir, el tipo de grito que el reproductor de la grabación produce; así es como las ranuras de la grabación preservan el grito (Twardowski, 1999a: 126). Twardowski también menciona la escritura y el dibujo como otros modos de registro. Más allá de las diferencias con Stiegler, si se considera que Twardowski realizaba psicología empírica o fenomenología temprana, es un adelantado al pensar la posibilidad de registrar actividades inmanentes a la conciencia en soportes externos a la misma. Puede interpretarse que hay en Twardowski una proto-retención terciaria a la Stiegler o bien un antecedente de la concepción protésica de la memoria.

Además de lo anterior, cabe indagar si hay una consideración de la técnica en cuanto tal en Twardowski y si esta guarda relación con la expresión o el registro de contenidos mentales. En relación con ello, en el § 36 Twardowski se refiere a la técnica como una actividad asociada directamente a la exteriorización de contenidos y lo ejemplifica desde la esfera artística. El proceso de dibujar implica, por un lado, la actividad de concebir una particular configuración de trazos de línea y, por el otro, una actividad que sea capaz de preservar o materializar esa configuración concebida (Twardowski, 1999a: 126). Esta segunda actividad es diferente de la primera; es una actividad técnica, a saber, dibujar el dibujo, necesaria para llegar a ese fin de preservar lo concebido (Twardowski, 1999a: 126). Así, solo la técnica de dibujar en cuanto actividad puede producir un producto durable, esto es, una particular configuración de trazos de línea en el papel a través de la cual la concepción del artista supuestamente se expresa (Twardowski, 1999a: 126). Dicho de otro modo, la actividad técnica implica el paso de una concepción mental a su expresión reflejada en una organización particular de elementos materiales. En el § 30 Twardowski hace de ‘expresión’ un término técnico de su psicología descriptiva para referirse a la exteriorización de contenidos mentales. Así, dada esta diferencia, distancia o límite entre el producto psicofísico perceptible y un producto mental que es incapaz de ser percibido, el producto psicofísico se transforma en la expresión externa de un producto mental (Twardowski, 1999a: 120). Es en este particular proceso de expresión que implica varios grados de mediación donde son necesarias acciones y productos auxiliares que son lo que en el sentido estricto del término es llamado ‘técnica’ —por ejemplo, sostener el lápiz de un cierto modo al dibujar— (Twardowski, 1999a: 120-121).

Así, hay en Twardowski una fuerte asociación entre técnica y exteriorización, pero sin suponer una precedencia del Qué sobre el Quién. Twardowski, además, considera una amplia gama de exteriorizaciones que van desde un simple grito hasta producciones artísticas y formalizaciones lógicas. En el § 44 se refiere a los razonamientos lógicos formalizados y escritos como ‘artefactos mentales expresados’ (Twardowski, 1999a: 129 y siguientes), y en el § 43 se refiere a los actores y su actuación como ‘productos artificiales’ o ‘artefactos’, ya que en estos casos el comportamiento es un producto artificial porque no es la verdadera expresión de un sentimiento, sino solo su expresión fingida o pretendida (Twardowski, 1999a: 129). Las precisiones realizadas por Twardowski en su teoría de las acciones y los productos cobran un sentido más global en relación con otra obra de 1912 titulada Las humanidades y la psicología (1999b).

Según Twardowksi, los estudios de las ciencias humanas son posibles gracias a una apariencia de emancipación o independencia de los productos psicofísicos durables con respecto a la actividad mental que los ha producido. Por ejemplo, una pintura continúa existiendo por generaciones luego de que cesa la actividad psicofísica a la que debe su origen (Twardowski, 1999b: 137). Esto genera una apariencia de permanencia de una idea capturada en una pintura, de puntos de vista contenidos o ensamblados en un trabajo científico, de creencias reflejadas en estatuas de dioses paganos, etc. (Twardowski, 1999b: 137). Y si bien esta apariencia de independencia permite las indagaciones en las ciencias humanas, se debe tener en claro que se trata solo de una permanencia prestada o aparente independencia de los productos mentales al decir, por ejemplo, que un pensamiento de un investigador ha sobrevivido a él, que hay ideas cuyos creadores son desconocidos para nosotros, etc. (Twardowski, 1999b: 137).

De esta manera, Twardowski devela su particular concepción de una transmisión del conocimiento que no se basa en actividades mentales compartidas, sino en productos psicofísicos durables. Si bien Twardowski no se refiere explícitamente a la cultura y a la tradición, la lista de ejemplos de productos psicofísicos es representativa de las diversas materialidades que le dan soporte: pintura, escultura, libro, periódico y edificación (Twardowski, 1999b: 137). Todas ellas se originan en actividades físicas sobre las cuales las funciones mentales ejercen una influencia correlativa (Twardowski, 1999b: 137).

El énfasis puesto por Twardowski en 1912 por diferenciar la actividad mental de los productos psicofísicos durables y la prioridad asignada a la primera contrasta con las teorías más recientes sobre la mente extendida (Clark y Chalmers, 1998). Para Twardowski no hay algo así como la extensión de la mente en soportes materiales externos. Se trata de una ilusión considerar que esos productos mentales son inherentes a esos productos psicofísicos, como si, junto con los productos psicofísicos, esos productos mentales existieran fuera de la mente, solo dentro de la cual ellos pueden verdaderamente existir (Twardowski, 1999b: 137). Según su interpretación, la psicología es una teoría de las acciones, mientras que las ciencias humanas son teorías de los productos (Twardowski, 1999a: 132; 1999b: 139).

Si bien Twardowski no asigna un rol de soporte de la memoria a las diversas materialidades que dan lugar a un producto psicofísico, sí se ocupa de dar una interpretación propia dentro de su enfoque psicológico. Salvando las distancias temporales y conceptuales, es una teoría a considerar para establecer posibles vínculos entre la fenomenología temprana y la filosofía de la técnica. Sin negar la necesidad, el potencial y la amplitud de un programa de investigación relacionado con el establecimiento de tales vínculos, aquí se propone el rastreo de un hilo de conexión que vincula a Stiegler con Husserl y que guarda cierta familiaridad con la propuesta de Twardowski.

Stiegler

En relación con la noción de ‘retención terciaria’ de Stiegler, se debe tener presente que, en el sentido técnico husserliano, no se trata de una retención en cuanto parte de la estructura de la CACT. El movimiento argumentativo de Stiegler implica una reinterpretación de la noción de ‘retención’ de Husserl. Según Stiegler, la CACT no fundamenta la posibilidad de la conciencia del tiempo, sino que la fundamentación de la posibilidad de una conciencia temporal está en la técnica en cuanto materialidad junto a otros objetos del mundo.

Husserl parte de la CACT como el nivel fundamental para dar cuenta de la vivencia de los objetos temporales externos a la conciencia. Stiegler realiza el movimiento opuesto, parte de los objetos técnicos externos a la conciencia para explicar cómo estos fundamentan la experiencia del tiempo. De esta manera, en una primera contrastación entre Stiegler y el Husserl de las Lecciones hay una tensión sobre los significados asignados a ‘retención’. Pero si se acepta este desplazamiento de Stiegler y se lo contrasta con el resto de la obra de Husserl, se observa que lo que Stiegler entiende por ‘retención terciaria’ no está alejado del sentido de ‘sedimentación’ que Husserl le asigna a los productos culturales en el contexto de Crisis y de OG.

Una reciente desambiguación de la noción de ‘retención’ en la expresión stiegleriana ‘retención terciaria’ es provista por Boyer (2018); más que de una retención se trata de una percepción terciaria. Según Boyer, “Stiegler se da los medios para organizar una profunda reordenación de las relaciones entre primario y secundario, introduciendo lo terciario como modo de percepción (nueva audición) y objeto temporal (melodía grabada)” (Boyer, 2018: 85). El tercer nivel que Stiegler resalta es externo a la conciencia y da lugar a una modalidad de percepción del pasado en el presente. Esto es posible gracias a la técnica introducida “bajo la forma de lo terciario en el seno mismo de las condiciones temporales de constitución, siendo el recuerdo terciario un pasado no vivido que puede tomar la forma de una grabación, de una película o de un noticiero televisivo” (Boyer, 2018: 86). Un pasado no vivido es un pasado que no pertenece a los dos niveles sobre los que argumenta Husserl: el de la CACT y el de la Conciencia inmanente. Sin embargo, Stiegler asigna a este nivel externo a la conciencia individual el rol de constitución del tiempo.

En otras palabras, el nivel terciario sigue siendo externo pero a la vez es constitutivo de la conciencia. Es, en términos de Stiegler, el Qué constitutivo del Quién. La conciencia en Husserl se unifica solo desde su interior por la relación entre la intencionalidad longitudinal de la CACT y la intencionalidad transversal de la Conciencia inmanente. En Stiegler se le suma a la unificación de la conciencia la intervención de un “medio asociado, o un medio retencional técnico e industrializado, [que] introduce una nueva manera de describir el vínculo entre la conciencia y un exterior heterogéneo” (Boyer, 2018: 87). Esto es retomado por Mariano Sei (2004) al aclarar que, en lo que concierne al vínculo entre interioridad y exterioridad en Stiegler, “no se trata de oponer una interioridad a una exterioridad, sino de concebir más bien el Quién y el Qué como originariamente emparejados e irrumpientes a partir de un mismo movimiento” (Sei, 2004: 345).

Si se atiende al marco estrictamente husserliano, “la retrospección y la reactivación del recuerdo dependen para Husserl únicamente de la memoria neuronal y si el recuerdo es conciencia de un haber-sido, en esta re-presentación del pasado los objetos no desempeñan ningún papel activo” (Sei, 2004: 356). Para Stiegler, en cambio, “entre primariedad, secundariedad y terciariedad (soportes materiales) de la memoria existe una relación intrínseca de co-implicación que no es posible amputar si se quiere dar cuenta de la temporalidad de la conciencia” (Sei, 2004: 357).

Las observaciones realizadas hasta aquí se relacionan con la dimensión individual del análisis de Stiegler de la relación entre soporte técnico y memoria. Sin embargo, al igual que en Husserl y en Twardowski, hay en Stiegler una consideración extraindividual de lo terciario. Se trata de una dimensión con una impronta comunitaria, social y política muy marcada a la que Stiegler dedicó muchos de sus esfuerzos. En tal sentido, la teorización de la exteriorización de la memoria y de la constitución del Quién por el Qué parte de un nivel individual, pero cobra su mayor alcance como propuesta política.

Luego de introducir la noción de ‘retención terciaria’ de Stiegler quedará más claro el sentido comunitario e histórico que se asocia a esta percepción del pasado en la materialidad de la técnica. En pocas palabras, “los hombres desaparecen, sus historias permanecen” (Stiegler, 2002c: 219). Esta permanencia de la historia se da a través de ciertos productos mentales que son retenidos en objetos que duran en el tiempo. La esfera colectiva en Stiegler se aborda desde una consideración de “los procesos individuales y colectivos de individuación” que tienen “una evidente y muy estrecha relación con la memoria” (Sei, 2004: 347). Tanto la identidad personal o la unidad del flujo de la conciencia, como las significaciones colectivas compartidas se piensan en articulación con “la presencia originaria y evolutiva del soporte” (Sei, 2004: 341).

Siguiendo a Sei (2004), la dimensión colectiva del análisis stiegleriano de la retención terciaria surge de considerar a esta última como la base para la integración del individuo y la sociedad. Se trata de un ritmo compartido que se produce y se reproduce técnicamente. Gracias a las tecnologías industriales “de la comunicación y de la información —que constituyen, después de la escritura, una nueva secuencialización técnica de la memoria— el ritmo de la sociedad se ha sincronizado progresivamente a escala mundial” (Sei, 2004: 343).

Según una particular fusión y reinterpretación de nociones de Husserl y Simondon, Stiegler considera que es necesario repensar “la individuación psíquica y colectiva a través de la metaestabilización técnica del transindividual vía los conceptos husserlianos de retenciones y protensiones, en cuanto pueden devenir colectivas vía las retenciones terciarias (con el último Husserl: el pensador de la geometría)” (Stiegler, 2015: 152). Para Stiegler, las retenciones terciarias son el medio por el cual “el proceso de individuación encuentra los fenómenos por los cuales se individua: ellas son el medio de la individuación psíquica y colectiva” (Stiegler, 2015: 152).

Por un lado, Stiegler combina dos momentos del pensamiento de Husserl a los cuales me referí en la primera parte. En concreto, toma terminología husserliana referida a la temporalidad de la conciencia individual y la contrasta con la esfera colectiva de la sedimentación del conocimiento propio de la tradición de la geometría. Por el otro, de Simondon rescata los conceptos de ‘individuación psíquica’ y ‘colectiva’ pero también la noción de ‘transindividuación’9. Describir las particularidades de esa fusión teórica excede ampliamente el objetivo de este trabajo, pero quiero al menos señalar la originalidad del enfoque. Más allá de esto, cabe aclarar que Husserl no utiliza la noción de ‘retención secundaria’ o ‘recuerdo’ para el ámbito colectivo, pero sí es cierto que utiliza la noción de ‘sedimentación’. En este sentido, es admisible la reapropiación que hace Stiegler del pensador del tiempo y de la geometría.

Habiendo llegado a este punto en que, al igual que en Husserl y Twardowski, se encuentra en Stiegler una fusión de lo individual y lo colectivo articulada finalmente sobre la noción de ‘retención terciaria’, la pregunta es: ¿cuál es la particularidad del problema que visualiza Stiegler en este nuevo escenario mundial cuyos saberes se articulan sobre sofisticados soportes industrializados? Para responder se debe tener en cuenta que Stiegler se sitúa en un contexto de gubernamentalidad algorítmica marcado por los desarrollos de la nanotecnología y de la biotecnología en el cual aparecen “relaciones inauditas entre técnica, ciencia y deseo” (Stiegler, 2015: 139). El problema es que en dicho contexto se vuelve impensable aquello que “religa y distingue, poder, saber y querer” (Stiegler, 2015: 139). Y, en relación con ello, se hace patente la impotencia de la filosofía para dar una respuesta, impotencia provocada por las características de la nueva realidad sociotécnica y su dinámica de cambio a través de nanomutaciones definidas como “las pequeñas percepciones de un organismo sociotécnico en constante evolución” (Stiegler, 2015: 169). En las sociedades actuales, “el sistema técnico no se trans-forma por macro-rupturas (...), sino por nano-rupturas, es decir sin cesar, imperceptiblemente, y cada vez más rápido” (Stiegler, 2015: 169). ¿Cómo analizar lo imperceptible?

En el marco del análisis stiegleriano de la dimensión colectiva se explicita que el organismo sociotécnico del cual formamos parte se enfrenta a un déficit de percepción. El soporte en el que se han delegado las retenciones ha cambiado de tal modo que se vuelve inaprensible. Según Sei, esta mutación se da sobre los soportes mismos de la retención terciaria y socava las posibilidades de una política. La experiencia del mundo tiende progresivamente a unificarse y a transformarse “en experiencia colectiva de un flujo, con la inevitable consecuencia de que lo que se vuelve fluido son los criterios públicos, tecno-lógicos, de la objetividad, fundamento de toda posible política” (Sei, 2004: 363). Ya en La técnica y el tiempo Stiegler anticipó esta imposibilidad de hacer una política por la deslocalización y la anonimización. Esto se debe a que “la industrialización de la memoria realiza la descontextualización generalizada” (Stiegler, 2002b: 370). El diagnóstico de Stiegler se propone como superador y, a la vez, es la base para su propuesta política.

Stiegler sugiere un posicionamiento situado en la turbulencia algorítmica y terciaria contemporánea. Quizás una de las claves políticas más acertadas asociadas a su diagnóstico sea su noción de ‘pharmacon’, según la cual, cualquier objeto técnico es farmacológico: es veneno y remedio (Stiegler y Petit, 2013). El desafío es pensar acciones políticas, económicas y sociales situadas, ya que no a todo ámbito socio-técnico se aplica positiva o negativamente el mismo pharmacon. Esto se asocia a su propuesta de una economía política entendida no como un espacio al lado de otros espacios (como se puede poner un ámbito parlamentario al lado de una esfera financiera, o una esfera pública junto a una esfera privada), sino como lo que reordena los espacios (Stiegler y Petit, 2013). Estos conceptos son ampliados en el manifiesto Ars industrialis (Stiegler, 2010) bajo la propuesta de una economía contributiva y de código abierto.

Se trata, en suma, de una crítica a la economía política tradicional acompañada de la sugerencia de construir nuevas posibilidades ante las imposibilidades que plantean las nanomutaciones de la gubernamentalidad algorítmica, mutaciones que son parte de “un vasto proceso de proletarización cognitiva y afectiva —y de pérdida de saberes: saber hacer, saber vivir, saber teorizar, sin los cuales ningún saber será ya sabido—” (Stiegler, 2016: 43). Ante esto, la propuesta es “producir una visión y una voluntad política capaces de salir progresivamente del complejo económico-político del consumo para entrar en un complejo de un nuevo tipo de inversión que debe ser una inversión social y política” (Stiegler, 2016: 12-13). Y en este punto se retoma nuevamente el concepto stiegleriano que articula este trabajo, ya que la crítica de la economía política es posible “a partir del análisis del lugar de la retención terciaria en la economía” (Stiegler, 2016: 86). De este modo, Stiegler inserta el análisis de la retención terciaria como parte fundamental de su propuesta política.

Conclusión

En un presente marcado por un antropoceno pandémico, contaminante y alienante, donde las nanomutaciones tecnológicas escapan a nuestra percepción y comprensión, cobran relevancia propuestas como la de Stiegler. Estas brindan herramientas teóricas para construir posicionamientos críticos que pueden dar lugar a acciones políticas acertadas. Sin embargo, aunque sea una figura destacada, Stiegler no es el único que nos brinda lentes nuevas para ver la realidad. Como se ha indicado, Husserl y Twardowski también han brindado conceptos con un gran potencial para distinguir los aspectos fenomenológicos y ontológicos de las relaciones entre percepción, recuerdo y técnica. Estas distinciones, aunque se desconozca su origen fenomenológico, están en la base de una desnaturalización del acercamiento cognitivo a lo terciario.

Algunas propuestas como el Nooscopio comienzan a plantear nuevos mapas para pensar los algoritmos en el contexto de una heteromatización en los proyectos de inteligencia artificial en los que, por detrás de todo el complejo algorítmico automatizado, hay “un ejército de reserva de trabajadores” que lo hacen posible (Pasquinelli y Joler, 2021). Cuando la retención terciaria es naturalizada, menores son las posibilidades de identificar el Quién que complementa el Qué. Afirmar que hay un Qué fundamentando a un Quién no elimina el hecho de que en el fluir contemporáneo también hay memorias no maquínicas y percepciones no maquínicas que dan soporte a lo técnico. Se podría decir, con Twardowski, que hay una apariencia de retención en lo terciario y que nuestra alienación actual se debe en parte a la excesiva confianza en esa apariencia digitalizada10.

Los mecanismos globales que crean y procesan millones de retenciones terciarias parecen pasar desapercibidos en acciones para muchos cotidianas, como subir contenido a la Web o escuchar música en YouTube. Mientras tanto, “Google está silenciosamente haciendo de lo que acontezca en el flujo temporal un contenido algorítmicamente administrable y a nadie parece llamarle la atención” (Berti, 2020: 188). El geómetra de Husserl, que olvida el fundamento precientífico del mundo de la vida, es hoy el programador cautivo de una red global de outsourcing a partir de la cual el capitalismo cognitivo actualiza las líneas de código de las nanomutaciones que nos atraviesan, perfilizan y monetizan.

La salida no es un pánico distópico antropocéntrico fruto de un humanismo temeroso y nostálgico, sino una reconstrucción de criterios para un conocimiento emancipador “que dé cuenta de las cada vez más ricas mediaciones técnicas como constitutivas de mundos, también humanamente habitables” (Blanco, 2020: 205). La tarea de describir estas mediaciones en su complejo carácter terciario no puede dejar de lado el legado de las reflexiones fenomenológicas sobre la técnica. Es momento de explicitar las interfaces que median las actuales relaciones tecno-sociales para identificar los mecanismos de alienación propios de la gubernamentalidad algorítmica. En tal sentido, la descripción fenomenológica puede contribuir a fortalecer una cultura técnica activa y complementar los análisis de la Filosofía de la técnica.

Bibliografía

Fuentes

Husserl, Edmund (1990), La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental: una introducción a la filosofía fenomenológica, Barcelona, Crítica [1954].

----- (2000), “El origen de la geometría”, Estudios de filosofía, vol. 4, pp. 33-54 [1936].

----- (2002), Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo, Madrid, Trotta [1928].

Stiegler, Bernard (2002a), La técnica y el tiempo 1. El pecado de Epimeteo, Hondarribia, Hiru.

----- (2002b), La técnica y el tiempo 2. La desorientación, Hondarribia, Hiru.

----- (2002c), La técnica y el tiempo 3. El tiempo del cine y la cuestión del malestar, Hondarribia, Hiru.

----- (2010), Ars industrialis manifesto, [disponible en https://arsindustrialis.org/manifeste-2010].

----- (2015), “La prueba de la impotencia. Nanomutaciones, hypomnemata, gramatización”, en Vaccari, Andrés y Parente, Diego (comps.), Amar a las máquinas. La cultura técnica en la filosofía de Gilbert Simondon, Buenos Aires, Prometeo, pp. 139-170.

----- (2016), Para una nueva crítica de la economía política, Buenos Aires, Capital Intelectual.

Stiegler, Bernard y Petit, Victor (2013), Pharmacologie du Front National. Suivi du “Vocabulaire d’Ars industrialis” [Farmacología del Frente Nacional. Seguido del “Vocabulario de Ars industrialis”], París, Flammarion, [disponible en https://arsindustrialis.org/vocabulaire].

Twardowski, Kasimir (1999a), “Actions and products” [“Acciones y productos”], en Brandl, Johannes y , Jan (eds.), On actions, products and other topics in philosophy, Amsterdam, Rodopi, pp. 103-132 [1912].

----- (1999b), “The humanities and psychology” [Las humanidades y la psicología], en Brandl, Johannes y , Jan (eds.), On actions, products and other topics in philosophy, Amsterdam, Rodopi, pp. 133-140 [1912].

Bibliografía referida

Berti, Agustín (2020), “El fin de lo inapropiable: la administración algorítmica de la cultura”, en Tello, Andrés (ed.), Tecnología, política y algoritmos en América Latina, Viña del Mar, CENALTES, pp. 173-189, [disponible en http://cenaltesediciones.cl/index.php/ediciones/catalog/book/33].

Blanco, Javier (2020), “Redimir, es decir intervenir mejor introduciendo recursión”, en Tello, Andrés (ed.), Tecnología, política y algoritmos en América Latina, Viña del Mar, CENALTES, pp. 191-205.

Bobryk, Jerzy (1989), “Cognitive science: The science of artefacts”, Polish Psychological Bulletin, vol. 20, n° 1, pp. 3-14.

----- (2009), “The genesis and history of Twardowski’s theory of actions and products”, en Lapointe, Sandra et al. (eds.), The golden age of Polish philosophy. Kazimierz Twardowski’s philosophical legacy, Londres - Nueva York, Springer, pp. 33-42.

Boyer, Elsa (2018), El conflicto de las percepciones, Adrogué, La cebra.

Clark, Andy y Chalmers, David (1998), “The extended mind”, Analysis, vol. 58, n° 1, pp. 7-19, [disponible en http://www.jstor.org/stable/3328150].

Heredia, Juan Manuel (2015), “Técnica y transindividualidad”, en Blanco, Javier et al. (coords.), Amar a las máquinas: cultura y técnica en Gilbert Simondon, Buenos Aires, Prometeo, pp. 231-248.

Pasquinelli, Matteo y Joler, Vladan (2021), “El Nooscopio de manifiesto”, laFuga, n° 25, [disponible en https://lafuga.cl/el-nooscopio-de-manifiesto/1053].

Sei, Mariano (2004), “Técnica, memoria e individuación: la perspectiva de Bernard Stiegler”, Logos. Anales del Seminario de Metafísica, vol. 37, pp. 337-363.


1 He tenido la oportunidad de debatir algunos tópicos de este artículo con la Dra. Ariela Battán Horenstein (IDH - UNC / CONICET), el Dr. Horacio Banega (UBA / UNQUI / UNL) y el Dr. Luciano Mascaró (UBA / CONICET) a quienes agradezco su generosidad. Sin embargo, claro está, los posibles errores de interpretación son solo míos.

2 En adelante, Lecciones.

3 En adelante, CACT.

4 En adelante, Crisis.

5 En adelante, OG.

6 Estas cursivas y las de las próximas citas pertenecen a los originales.

7 Al presentar a Twardowski (1999a) y su noción de ‘expresión’ asociada al concepto de ‘productos psicofísicos’, se verá que la exteriorización precede al registro, ya que la misma puede ser grabada —registro fonográfico— o no —actuación en el teatro—.

8 Boyer (2018) analiza el status de la técnica en Husserl y cómo él la descalifica como objeto de análisis fenomenológico y como modo de racionalidad.

9 Para una interpretación crítica de la apropiación de la noción de ‘transindividuación’ de Simondon por parte de Stiegler, cfr. Heredia (2015).

10 Una lectura contemporánea de Twardowski contrastando la dicotomía entre acción mental y software ha sido introducida por Bobryk (1989; 2009). No me ocuparé de ello por motivos de extensión.