El problema de la datación del Libro del Amduat

Mariano Bonanno*

Cuadernos del Sur - Historia 46/2, 129-149 (2017), ISSN 1668-7604 ESSN 2362-2997

La compleja cuestión de la transmisión y datación de los textos funerarios del Antiguo Egipto conoce una rica historia. En este contexto, la existencia de presuntos antecedentes que podrían retrotraerse al Reino Medio para el Libro del Amduat, composición funeraria del Reino Nuevo, ha sido una cuestión muy debatida entre los especialistas que aún conserva su vigencia, como a continuación veremos.

El presente trabajo se propone como una puesta al día y sinopsis cronológica del estado de la cuestión respecto de la controvertida cuestión de la datación del Libro del Amduat, con un recorrido por argumentos que van desde lo lingüístico a aquellos de carácter arquitectónico. Para concluir, se esbozará una teoría de datación propia que atiende, o pretende atender, a una visión integral de la cultura o, en otras palabras, a la cosmovisión específica de un período como rectora de la producción funeraria.

Palabras clave

transmisión

Amduat

intertextualidad

Fecha de recepción

18 de abril de 2018

Aceptado para su publicación

4 de febrero de 2019

* Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico: mbonanno1971@gmail.com

Resumen

The complex issue of the transmission and dating of the funerary texts of Ancient Egypt knows a rich history. In this context, the existence of presumed antecedents that could be traced back to the Middle Kingdom for the Book of the Amduat, funerary composition of the New Kingdom, has been a much debated issue among specialists that still retains validity.

The present work is proposed as an update and chronological synopsis of the state of the art regarding the controversial issue of the dating of the Book of Amduat, with arguments ranging from linguistic aspects to those of an architectural nature. In conclusion, we outline a theory of personal data that attends to, or aims to attend to, an integral vision of the culture.

Keywords

transmission

Amduat

intertextuality

Abstract

129-149

Ar

El Libro del Amduat

Estructurado en 12 horas (Hornung, 1999: 27-53; Minas-Nerpel, 2006: 154-187; Wiebach-Koepke, 2007: 47-55; Carrier, 2009) correspondientes a las 12 horas de oscuridad, esta crono topografía del Amduat (Rößler-Köhler, 1980: 261) marca la evolución solar desde su ingreso en las primeras horas de la noche hasta su posterior salida a la mañana siguiente. El Libro del Amduat describe el camino del dios-sol a través de la Duat durante las 12 horas de la noche.

Para Abitz, la significación del Libro se revela no solo en la extensión, sino también en el modo de utilización en el espacio y en la división del espacio (Abitz, 1995: 4), que tiene a la tumba real como punto de partida de la expresión de la dinámica solar, en el que se describe su viaje nocturno, sus acciones y palabras, su aventura y su renovación hasta la salida en el Oeste.

Las versiones completa, reducida1 o parcial2 del Libro del Amduat se localizan en las tumbas de Tuthmosis I, Tuthmosis III y su Visir Useramon, Amenofis II, Amenofis III, Tuthankamon y Ay de la XVIII Dinastía; Seti I, Rameses II, Merneptah, Seti II y Tausert-Setnajt de la XIX Dinastía; Rameses III, Rameses IV, Rameses V, Rameses VI, Rameses IX y Rameses XI de la Dinastía XX; en un sarcófago del museo del Louvre, y en la cámara del sarcófago de la tumba de Pedamenope de la XXVI Dinastía; grabado en tres sarcófagos en piedra: Taho en el Louvre, Nectanebo II en el British Museum y en un sarcófago del museo de Berlín, así como en los sarcófagos 29305, 29306, 48446 y 48447 del museo de El Cairo (Sadek, 1985), en algunos papiros con algunas divisiones (JE 96638 a, b, c) (Youssef, 1959:1-17; Sørensen, 1989a: 122-123), como el papiro 3071 del museo del Louvre y en los llamados papiros mitológicos (Piankoff, 1964: 122-124; Sørensen, 1989b: 47-53).

Datación: estado de la cuestión

Grapow (1936: 32-36) fue el primero en señalar tanto un origen no real para el Amduat3 como una datación previa el Reino Nuevo. En el Amduat hay una “gran cantidad de errores manifiestos lo que podría ser un hecho para una datación temprana” (Grapow, 1936: 31).

Luego de enumerar una serie de cuestiones que hacen a la misma naturaleza del texto (cfr. Grapow, 1936:33)4, Grapow afirma que tanto el Libro del Amduat como el Libro de las Puertas son característicos de un tipo más antiguo de literatura del Más Allá, que tiene un paralelo en el Libro de los Dos Caminos -Zweiwegebuch- lo que confiere a este el mote de precursor. El Libro de los Dos Caminos es un estado temprano de la forma del libro, que el Amduat muestra en perfección5 (cfr. Grapow, 1936: 34).

A partir de esta relación es que Grapow asigna a las horas 4° y 5° del Amduat una importancia trascendental. La coincidencia en ambas composiciones de vocablos como “Puertas”, “Duat”, “Caminos de Rosetau” (Libro de los Dos Caminos) con “misteriosos caminos de Rosetau”, inaccesibles caminos -o accesos- de jmHt-dwAt (horas 4° y 5° del Amduat), es más que una casualidad (cfr. Grapow, 1936: 34).

Desde dicha relación es que Grapow concluye que si bien no puede saberse si son estas horas en realidad el comienzo original del Libro, debemos ver que el comienzo de las horas 1-3 probablemente se haya reunido más tarde que el grupo de horas 4-126.

Schott (1958: 332-333), por su parte, data el Amduat a principios de la Dinastía XVIII, luego de la expulsión de los hiksos.

Hornung (1963: 104-106) asigna al Amduat un origen real y una fecha de composición a principios del Reino Nuevo; luego, afirma que semejante detalle en la descripción del Más Allá serían inimaginables en el Reino Antiguo y altamente improbable incluso en el Reino Medio y que, aún a pesar de la falta de cualquier evidencia minuciosa racional, se lo continúa datando previamente al Reino Nuevo (Hornung, 1999: 27-28). Posteriormente, al marcar que la versión más antigua pertenece al Reino Nuevo (1470 B.C.), vuelve a confirmar en este caso, que no hay razones para proponer una datación más temprana (Abt y Hornung, 2003: 12).

Altenmüller (1968: 27) confirma que el Libro de Amduat se corresponde con las promesas impersonales que están al final de los diversos episodios del Libro de los dos Caminos del Reino Medio. A partir de un análisis de las inserciones de los nombres reales en el texto en los que denomina “freien Stellen7 o “roturas” o “huecos” o “gaps”, consecuencia de la sustitución del nombre real por determinadas palabras -mn (permanecer), jmn (esconder)- o reiteradas apariciones de la expresión gm wS -“encontrado vacío”- en las horas iniciales de la versión extensa del Amduat, tales como en el segundo registro de la hora 6° en la que se lee un espacio libre en aHa .f r,sn mAA.sn sw w, “él se encontró con ellos y lo ven (al Rey)” dentro del pronombre dependiente de 3° persona masculino sw, entre el signo M 23 de Gardiner y el complemento fonético w, y que en hierático puede servir como ideograma para nswt “el Rey”, (p. 33-34), confirma que partes de la oración, a consecuencia de la falta de una proyectada inserción del nombre, debieron haber sido restauradas (p. 36), y que existen “líneas” en el proceso de confección del texto a partir de un corpus original que llama Hyparchetyp X8.

Al final de su artículo, y con la confirmación de la sospecha de Grapow de que las horas de la noche 4° y 5° constituyen la parte más antigua del Libro concluye que aún a pesar de las dataciones que Schott y Hornung postulaban para el Amduat, es necesaria una nueva datación que el retrotrae al Reino Medio (cfr. Altenmüller, 1968: 42).

En un escrito posterior, Altenmüller (1970: 72) revisa y ajusta la datación a la Cuarta o Quinta Dinastía, datación puesta en duda por Baines (1990: 12, nota 68)9. Barta (1969-1970: 70), atribuye al Amduat un origen real, aunque duda en que su datación sea en el Reino Nuevo, deslizando la posibilidad de que su confección haya sido previa.

Para Assmann, el Libro del Amduat como el Libro de las Puertas fueron originalmente cosmografías litúrgicas del culto solar real, compuestas durante el Reino Medio para único uso del rey vivo o sus sacerdotes delegados (Assmann, 1970: 57). Respecto del Libro del Amduat, afirma que hay allí himnos de los que depende el Más Allá solar, y que están allí todas las acciones, todo el dramatis personae y todas las localidades meticulosamente descriptas, en cuyos espacios se desarrolla el drama del mundo de los dioses (Assmann, 1995b:51-52).

Wente (1982: 161-179), luego de afirmar que tanto el Libro del Amduat como el Libro de las Puertas y el Libro de las Cavernas fueron compuestos para su uso en este mundo y no fueron diseñados solamente para uso funerario en las tumbas, se detiene en la cuestión de la datación del Amduat y postula que, al igual que Grapow y Altenmüller, este puede ser datado no solo en el Reino Medio sino que incluso también en el Primer Período Intermedio.

Saleh (1984: 323), en su estudio de los papiros del Museo de El Cairo, y siguiendo a Hornung, confirma su datación a partir de la Dinastía XVIII.

Retomando el argumento original de Grapow -también presentado por Altenmüller- acerca de la importancia de las 4° y 5° horas de la noche en el Amduat, Röβler-Kohler10 (1999: 73-96 y 86-88) sostiene una relación de contigüidad entre la caverna de Sokar (5° hora) y las concepciones del Reino Medio respecto de la pirámide como el lugar de la resurrección real. Esta relación ya había sido señalada por Abitz (1974) y Vandersleyen (1975: 151-157), a propósito de la significación de las cámaras del sarcófago en las tumbas reales tebanas como el lugar de enterramiento de Sokar-Osiris (5° hora). Un razonamiento similar presenta Allen (1989:21) cuando denomina “Duat personal” a la relación entre el difunto y el sarcófago en tanto primer espacio de transfiguración.

Wiebach-Koepke (2007: 144-147), por su parte, si bien coincide en datar al Amduat en el Reino Medio a partir de un análisis histórico-lingüístico, afirma que el principal problema para esta datación radica en el hecho de que en general la estructura del mundo con su clara clasificación en una región superior celeste y una inferior habría sido dictada a causa de una básica nueva redacción quizá al comienzo del Reino Nuevo, o sea en un tiempo en el que es distinguida una “cientificidad” y racionalidad desarrolladas, así como la clasificación no solamente del espacio del Más Allá, sino también de una delimitable agrupación de habitantes de la Duat y los varios dioses y demonios (cfr. Wiebach-Koepke, 2007: 144-145).

Finalmente, señala que la falta casi total de la forma real -Königsgestalt- en el texto canónico del Amduat, a excepción del registro medio de la 6° hora en que aparecen respectivamente figuras momificadas coronadas tanto con coronas del Alto Egipto como del Bajo Egipto, conspira contra la posibilidad de un escrito canónico fijo (cfr. Wiebach-Koepke, 2007:146). Ello como consecuencia de que antiguos buenos textos -Textgut- así como tradicionales conceptos de contenido -Vorstellunginhlalte- se habrían fundido con nuevos pasajes probablemente formulados para un trabajo independiente total en una creativa actividad de redacción -Redaktionstätigkeit- (cfr. Wiebach-Koepke, 2007:145).

Más recientemente, Wegner (2009: 103-169), a partir de evidencia arquitectónica identificada en la tumba de Senwsert III en Abidos, postula que, dado su formato, representa el tipo más antiguo de las denominadas “tumbas del Amduat” -o de diseño curvilíneo- típico de la Dinastía XVIII, y que pudo haber sido concebida por sus arquitectos como un modelo o microcosmos físico emulando al mismo Amduat. La “tumba exterior” con su descenso a la doble cámara-pozo puede ser interpretado literalmente como representando el descenso al lugar de enterramiento de Sokar-Osiris alcanzado en la quinta hora del Amduat (cfr. Wegner, 2009: 145-146)11.

Estos análisis que derivan en un posible simulacro tridimensional del Amduat en la tumba, llevan hasta el Reino Medio -Dinastía XII- la datación del texto, concluyendo que el Qurn tebano pudo haber funcionado como una pirámide simbólica natural detrás de la ubicación del Valle de los Reyes (cfr. Wegner, 2009: 162), lo que deriva en una coordinación entre el simbolismo solar y el paisaje de la necrópolis. Esta recreación emulaba el complejo funerario del Reino Antiguo en el que la pirámide dominaba la necrópolis adyacente.

Roberson (2009: 427-445) sugirió que el vacío entre las representaciones encontradas en el Libro de los Dos Caminos y el Libro del Amduat (cfr. Roberson, 2009: 435) puede ser llenado a partir del estudio de las “varas mágicas” apotropaicas que “aparecen en los registros primeramente entre el 2000 y el 1600 BCE, un período correspondiente aproximadamente a la última mitad de la Dinastía XI, terminando en la XVII” (cfr. Roberson, 2009: 436). Según el autor “nuevos descubrimientos así como nuevos análisis sobre materiales antiguos, han comenzado a llenar algunos huecos en nuestro conocimiento en lo que concierne al desarrollo de antiguos pensamientos religiosos Egipcios desde el Reino Medio hasta el Segundo Período Intermedio” (Roberson, 2009: 428).

Estas varas funcionaban como una protección tanto para las madres como para los recién nacidos y se colocaban o sobre los cuerpos mientras se recitaba cierta liturgia o bien se usaban para trazar un círculo alrededor de ellos. Allí se las dotaba con protección en los caminos, puertas y suministros para el Más Allá, “una tradición que se continúa en el Reino Nuevo a través del Libro de los Muertos y de varios Libros del Más Allá” (Roberson, 2009: 436). A partir de coincidencias en la iconografía de estas varas y la literatura funeraria del Reino Nuevo, es que las primeras son un testimonio de la utilización de motivos iconográficos por privados que son apropiados luego por los círculos reales.

Jansen-Winkeln (2012: 87-106), a partir de un análisis de aspectos lingüísticos -escritura, sintaxis o frecuencia- confirma una datación tardía, esto es, el Reino Nuevo. Deja establecido que en la acción es evidente que el texto contiene una serie de escritura, forma y construcción que son característicos para la lengua del Reino Antiguo o que así lucen, pero que de ninguna manera la totalidad de la lengua del Amduat es egipcio antiguo, el resultado es de hecho realmente contradictorio (cfr. Janen-Winkeln, 2012: 89).

Para ello apela a lo que denomina rasgos distintivos para la determinación de niveles de la lengua (cfr. Jansen-Winkeln, 2012: 90) agrupados en: a) ortográficos; b) demostrativos; c) cópula; d) pronombre personal; e) negación y oración negativa; f) partículas; g) formas verbales y h) congruencia en las grietas de la oración.

Este exhaustivo análisis lingüístico lleva al autor a concluir que la datación del Amduat y de los otros Libros del Más Allá del Reino Nuevo será todavía materia de debate. Si uno se refiere a la lengua de este texto, sería recomendable no solamente aproximarse a una forma “egipcia antigua” aislada como a una indicación o quizá una prueba para su clasificación temporal, sino para examinar en total su uso del idioma (cfr. Jansen-Winkeln, 2012: 106). De este modo, no estamos frente a un texto antiguo sino que la conclusión más probable es que muchos de ellos (modos textuales del reino Antiguo) hayan sido adoptados para marcar al Amduat como si luciera como compuesto en tiempos muy antiguos (cfr. Jansen-Winkeln, 2012: 87); o expresado en otros términos, el Amduat habría adoptado caracteres “arcaizantes”.

Finalmente Werning (2011: 2-7), respecto de la datación del Amduat el Libro del Amduat, el Libro de las Puertas y el Libro de las Cavernas, afirma que son cosmografías del Más Allá, y su datación la ubica a partir del Reino Nuevo, conclusiones a las que llega a partir de estudios de carácter lingüístico (Werning, 2013).

Hipótesis

La afirmación de Wiebach-Koepke (supra p. 6) acerca de que la concepción del mundo que en el Amduat se describe conspira contra una datación temprana, es el punto de partida para la asunción de una datación en el Reino Nuevo. Esta particular Weltsaaunschaung es parte importante de los ulteriores argumentos por cuanto ponen el énfasis en procesos de carácter histórico o de historia de las ideas.

Ello supone conceder una importancia, sin menoscabo de aspectos puntuales tales como el lingüístico (Altenmüller, Grapow), el arquitectónico (Wegner) o la funcional -para el rey vivo o para el rey muerto y/o para sus delegados- (Assmann, Wente), entre otros, a procesos que tienen más que ver con la historia cultural.

Por este motivo se inicia el análisis en el núcleo mismo y en el contexto histórico-ideológico de los Textos funerarios del Reino Nuevo12 y su vinculación con una eventual respuesta de la ortodoxia postamarniana.

El Libro del Amduat -etapa-preamarniana- reinaugura un proceso de solarización de base heliopolitana13, uno de cuyos antecedentes es la difusión de himnos solares a partir de la Dinastía XVIII como un género cúltico-literario (Redford, 1976: 50)14, en consonancia con la expresión de totalidad y dominio que constituye el sol -como poderosa hipóstasis de la idea imperial (Redford, 1976: 53) -en un contexto de afianzamiento pleno del imperio egipcio bajo Tuthmosis IV, y del que probablemente el clero amoniano pudo haber extraído ciertos elementos15, con el objetivo de fortalecer de este modo a la figura del faraón, en tanto su rol como encargado de mantener en flujo el proceso cósmico (Voß, 1996: 394).

Dado el quiebre que el advenimiento de Akhenaton significó para la religión tradicional egipcia y para las creencias funerarias en particular, tal vez pueda verse en la proliferación de la literatura funeraria del Reino Nuevo en la etapa postamarniana, una respuesta y a la vez un ajuste de la ortodoxia en este sentido16. El Más Allá devino en el período de Amarna en una experiencia personal, de dominio privado. Siempre ha sido evidente que Akhenaton suprimió la riqueza y complejidad del Más Allá osiriano, del viaje nocturno tan elaboradamente presentado en el Amduat y en la Letanía de Ra -para mencionar las únicas composiciones que probablemente Akhenaton conocía- (Hornung, 1992b: 48).

Ello nos lleva a la compleja problemática acerca del “corte” que al interior de los textos funerarios del Reino Nuevo pudo significar el cisma amarniano, en el sentido de que si el Libro del Amduat supuso el comienzo de un proceso o de reforzamiento real, o de re-significación en un contexto de expansión -frenado y neutralizado por Akhenaton- (Hornung, 1992b: 49), los posteriores Libro de las Puertas, Libro de las Cavernas y Libro de la Tierra, pero sobre todos los dos últimos, podrían eventualmente suponer una vuelta y renovación de aquel punto de partida original. Probablemente esta situación sea una derivación de las diferencias que marca Assmann (2001: 201ss) a propósito de los himnos solares tradicionales y aquellos de la denominada nueva teología solar17. “En lo que a Ra concierne, durante el interregno amarniano le correspondería la expresión de sol vivo -lebendige Sonne- (atn anx)” (Westendorf, 2002: 104).

En la descripción de la línea de tiempo preamarniana, amarniana y postamarniana, la estructura “hímnica” así como su disposición responden en el sentido que proponemos para los Libros del Más Allá del Reino Nuevo, es decir, con un esquema de variabilidad en la relación con la divinidad. Esto último sería consecuencia de la actitud del orante y la búsqueda, -incorporación y participación del difunto en el proceso cósmico- (teología solar tradicional), y luego -contemplación del difunto en actitud de orante ante el desarrollo del viaje solar- (nueva teología solar) desde Amenofis III y luego del período amarniano, de un modo de vinculación directa con el dios sin intermediación, como era el caso de Akhenatón en el período de Amarna.

La omnipresencia de la Duat -soslayada en la teología amarniana- y con ello, el redimensionamiento de las cosmografías18 funerarias, puede entenderse a la luz de una reacción de la ortodoxia amoniana sustentada en la ciclicidad heliopolitana19 a la que el difunto real pretende acceder20. En este sentido, los Libros funerarios del Reino Nuevo serían menos la consecuencia de un proceso de canonización - reproductivo/estático- tal como plantea Assmann para el Libro de los Muertos21, que un reposicionamiento de la espacialidad (y temporalidad)22 que en este se soslaya.

A este fin, la repetitividad de lo canónico -reproducción o copia- cede ante la productividad de la renovación -reacción postamarniana y su consecuencia y dinamismo, Libro de las Puertas, Libro de las Cavernas y Libro de la Tierra- reafirman la funcionalidad de la realeza como garante del orden cósmico e inclusivo de la totalidad de los difuntos.

Asumiendo la revolución cosmoteológica (Assmann, 2005: 268) que supuso la nueva teología solar y su correlato de reducción del movimiento y mantenimiento cósmico a la sola esfera solar -restringida al disco y su curso-, cabe preguntarse si existe una vinculación entre esta resignificación de la potestad solar -desvinculación del curso solar con el nacimiento y la muerte, justicia, gobierno y otras imágenes en las que se refleja la existencia del mundo humano- (Assmann, 2005: 268), y la omnipresencia del disco en el Libro de las Cavernas y el Libro de la Tierra despojados de la vinculación con Osiris del Libro del Amduat y del Libro de las Puertas y el reforzamiento del faraón.

La ausencia de una secuencia y/o sucesión tal como se encuentra en el Libro del Amduat y en el Libro de las Puertas, la prescindencia de una unión -dmdw- con Osiris en un solo bA, la permanente y ostensible presencia del disco en la casi totalidad de las escenas reforzando de esta manera la “soledad” del dios tan característica de la etapa postamarniana, la ausencia de alusiones a juicios a los difuntos, pueden ser indicadores de las diferencias que en cuanto a la nueva fisonomía y el nuevo modo de aprehensión de la divinidad, el interregno amarniano dejó como herencia perdurable.

La mayor preeminencia del disco o encima de la barca solar o por sobre el enfrentamiento con Apep, se asocia con una espacialización más laxa, menos estructurada, en cierta forma más contraída y más cosmizada, en el sentido de una proyección micro en la Duat de las fuerzas antinómicas que conforman el cosmos, esto es, el caos, y el orden, una marcada diferenciación entre una zona de recompensas y otra de castigo, el orden y el desorden, justificados y condenados, consecuencia de la nueva configuración de la deidad y su relación con los “fieles” (Baines, 1987:79-98) en época postamarniana (vinculación directa con el dios)23.

Otro argumento de carácter contextual está vinculado con la preeminencia del espacio dwAt -Duat- en su interacción con los otros espacios de transfiguración Axt, nwn y nwt. Sucintamente, y dado que esta problemática fue trabajada en otro ámbito (Bonanno, 2015: cap.2), esta evidencia está basada en que la Duat, donde la multiplicidad supone espacialidad, es una colosal extensión inmersa en una compleja trama de jerarquías que oscilan entre divinidades tutelares, faraón, plétora de dioses, hasta colaboradores, genios, barqueros, etc.

Corolario de la complejidad interrelacional y de procesos de desplazamiento de las facultades transfiguradoras, aquella gradación bien definida del espacio que vimos para los Textos de las Pirámides -nwt, Axt, nwn y dwAt-, se dinamiza para generar en la Duat un nuevo espacio dicotómico. La Duat se diversificó exponencialmente y devino en extensión de tránsito transfigurativo-vindicativa.

Se trata entonces de una variedad procesual para los Libros funerarios del Reino Nuevo -viaje nocturno del sol, sus acciones y sus palabras, su aventura y su renovación, con carácter de simultaneidad y/o complementariedad-, y de una realidad que, desde su originalidad, resignifica creencias mucho más antiguas24 y tradiciones disímiles25.

El cíclico recorrido del difunto parece unificarse en un solo espacio -Duat- que si bien no escapa a la transitoriedad para el paso solar, sí supone para aquel una estancia variable y sujeta a su condición, en la que se lanza (al difunto) a un evidente contramundo organizado que le ofrece un movimiento seguro, cuando evita determinados peligros (Hornung, 2006: 331). Entonces, reconocemos una creciente complejización para la realidad de los textos del Amduat que tienen que ver con una ampliación general del espacio -Duat- y la consecuente receptividad general de los difuntos, con la indeterminación -y su disociación antropológica- del número de sus habitantes, con una osirianización extrema del espacio funerario, y con la conjunción en un mismo espacio de los movimientos regenerativos solar y osirianos. La historia del pensamiento religioso en el antiguo Egipto exhibe, como su núcleo, una necesidad de incrementar el complejo lingüístico y las herramientas icnográficas con las cuales describe y cuantifica al cosmos (Roberson, 2007: 1).

Conclusiones

Esta relación contextual, sumada al punto de partida original sobre la estructura del mundo típica para el Reino Nuevo y a su entorno cultural, podría ser una posibilidad a la hora de explicar la datación tardía para el Amduat. En este sentido, la aparición de la literatura funeraria del Reino Nuevo -Libro del Amduat, Libro de las Puertas, Libro de las Cavernas, Libro de la Tierra, Letanía de Ra y ciertos libros enigmáticos-26, en las tumbas reales en el Reino Nuevo, es una hipótesis plausible en la medida en que se contemple un eventual esfuerzo de la ortodoxia frente a la heterodoxia amarniana.

En el mismo sentido, la nueva funcionalidad que le concedemos a la Duat en relación con el resto de las zonas de transfiguración, y a partir de la plasmación o resignificación de complejos procesos de transformación de base social, va en la misma dirección hacia el posicionamiento de la Duat como un producto específico del Reino Nuevo.

Creemos que algunos de los argumentos a favor de una datación más temprana, sobre todo los de Roberson y Wenger, se relacionan más con la incorporación sucesiva de signos integrales de temporalidad que van complicando un primer elemento causal y que comparten con este la invariabilidad de la permanencia.

Vale decir, aceptando que en la composición y estructura general de la religión egipcia existen lugares de referencia comunes que se hunden hasta en la indeterminación de la oralidad, la recurrencia aparece como el componente más elemental para generar un contexto apropiado de ‘aceptación’ para su transmisión. La repetición conforma un vínculo de pertenencia compartido que bien puede sentar las bases para una posterior continuidad resignificada. Posteriormente, dicha regularidad conlleva como inmanencia configurativa, la versatilidad necesaria para ser adecuada a contextos heterogéneos sin modificar su fondo substancial -tradición como catalizador intercontextual-; de allí su capacidad para resignificarse y el punto de conectividad que la sustenta.

En otras palabras, tanto la tumba de Senwsert III como los motivos iconográficos de las varas apotropaicas serían parte de una cadena de antecedentes que en el Reino Medio se sujetaron a una especificidad propia que el Reino Nuevo reprodujo sobre la base de nuevos procesos particulares. Las innovaciones que suponía la utilización de motivos reales en contextos privados en estas varas parecen incluir el desarrollo de versiones tempranas de tratados cosmográficos conocidos como Libros del Más Allá del Reino (el Libro del Amduat incluido), que podrían haberse aplicado a las prácticas mágicas privadas y al culto funerario de la realeza (Roberson, 2009: 442).

Esto no significa que por ello el Amduat deba datarse en el Reino Medio o incluso antes, sino que en este momento de la historia egipcia, aquello que en el Reino Nuevo se conoce como el Libro del Amduat, canonizado o no, pero plasmado tal cual lo conocemos en las tumbas reales de Luxor, asistió a “precursores contextualizados”. Finalmente, es en los resquicios de las yuxtaposiciones desde donde podemos mensurar las improntas de la contextualidad.

Fuentes

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1 La versión abreviada del Libro del Amduat -Kurzfaßung- se encuentra en cuatro tumbas de la Dinastía XVIII -el Visir Useramon,Tuthmosis III, Amenofis II y Amenofis III-, en dos tumbas de la Dinastía XIX -Seti I y Rameses II- y en una tumba de la Dinastía XX, la de Rameses IV, (Hornung, 1967:11-13).

2 Existe una versión muy abreviada del Libro del Amduat en un pequeño Papiro 5-267 (36 cm. de largo por 26 cm. de ancho) del Museo de Antropología de la Universidad de California. Las imágenes, registros y textos son muy confusos o intraducibles. Aparentemente, los textos fueron considerados superfluos para el propósito del documento, por lo que la intención habría sido representar esta guía del Más Allá de la forma más sumaria posible; cfr. Lesko, (1977:133-138). Para una discusión acerca de los fragmentos más antiguos del Amduat, cfr. Mauric-Barberio, (2001:315-350).

3 es ist nützilich für ihn auf Erden”. Para el autor, el título del Libro del Amduat está conforme a un libro de conocimiento secreto de los misterios de la Duat (Grapow, 1936: 32-36).

4 1) mismo tipo normal de ortografía -Schreibweise- para la versión larga y la versión amplia del texto; 2) la ortografía en el gran Amduat (o largo) es en general normal, en ocasiones también enigmática o duplicada; los nombres de los habitantes del Amduat etc. La mayoría de las veces en ortografía duplicada, rara vez en ortografía normal, 3) las instrucciones para la redacción y la utilización del conjunto; hay al menos una para cada hora, para algunas en particular incluso más, 4) las paráfrasis explicativas de los nombres y textos enigmáticos contenidos.

5 Este argumento se basa en ciertas coincidencias o relaciones entre ambos “libros” de palabras y cosas tales como “puerta de jmH.t”, la acuosa dwA.t y “los caminos de Rosetau”, (Grapow, 1936: 36).

6 La importancia de las horas 4° y 5° es retomada luego por Altenmüller (infra p.5).

7 Denominadas “Lücken” (lagunas) por (Bucher, 1932) y (Schott, 1958), para las primeras tres horas del texto desde Tuthmosis III hasta Amenofis III. Hornung, por su parte, sostiene que estas “echte Lücken” (lagunas reales) en las versiones tempranas del Amduat son probablemente un “mecanismo” de uso debido al deterioro del modelo original del texto, y por ello concluye que en realidad son “unechte Lücken” (lagunas falsas).

8 Según Altenmüller, (1967-1968: 40-41), a este Hyparchetyp X pertenecen los modelos T -versiones textuales de las tumbas de Tuthmosis I, Useramun, Rameses VI y Rameses IX - y otro modelo o patrón, al que denomina modelo S y que agrupa a los textos de las tumbas de Tuthankamon, Sethi I Merneptah y Sethi II. La “version abregèe” del Amduat posee “la mejor transmisión” y correspondería a un Archetyp A que remite a un período anterior del mismo modo que el Hyparchetyp X.

9 Una datación similar, es decir, el Reino Antiguo, basada en criterios lingüísticos, es sostenida por Quack, (1997:178 ss); Röβler-Kohler (١٩٩٩:٧٤ y ss. y Von Lieven, (2007: 223-250 y 2012: 249-267) -para el Sitz im Leben de las declaraciones del Libro de los Muertos.

10 Para un estudio detallado de las horas 4º, 5º y 6º del Amduat, cfr. Wiebach-Koepke, (2007: 81-89); para un análisis de la significación de la Caverna de Sokar en el Amduat, cfr. Bonanno, (2014: 31-47).

11 Wegner (2009: 160-161) enumera una serie de 7 puntos a partir de los cuales pueden inferirse “unas posibles raíces conceptuales para las tumbas del Reino Nuevo en el Valle de los Reyes”; destacamos los dos que nos parecen los más importantes para nuestro objeto de análisis; 1) el abandono de la pirámide a favor de una tumba oculta, subterránea, desprovista de una superestructura construida, y 2) la inferencia derivada de la estructura de la tumba que representa un correlato físico de la literatura funeraria del Amduat.

12 Se incluye aquí el Libro del Amduat, el Libro de las Puertas, el Libro de la Tierra, el Libro de las Cavernas.

13 “En el Imperio Nuevo Amón-Ra devino en Tebas el “Rey de los dioses” y “Jefe de los dioses de la Enéada. El rol solar ha sido adoptado en la misma posición con Ra, se coloca desde ahora potente en un primer plano. Aparece normalmente como el dios sol, el que ha creado y rige el mundo. Según esto, es desde ahora equiparado verdaderamente con Atum y Ra-Harakhte, las formas heliopolitanas del dios sol”, (Sethe, 1929: 124).

14 “Durante los comienzos de la Dinastía XVIII, antes de Akhenaton, uno puede ocasionalmente detectar una tendencia a pensar del dios sol Ra (o Amon-Ra) en términos de su disco visible, y predicar de esto último, los poderes creativo y de mantenimiento en cualquier parte asignados a Atum, Khepri y otros”, (Redford, 1976:50).

15 La naturaleza secreta y/u oculta de Amón, así como el carácter de su bA, su impenetrabilidad y la vinculación con las xprw y/o jrw como sus manifestaciones. Compárense, por ej., “Los brazos de los habitantes del Oeste te reciben (al bA de Ra) en tus formas de gloria y de rejuvenecimiento” (Libro del Amduat 3,3), “las formas misteriosas del dios” (Libro del Amduat 8,2), “son ellos (dioses del registro) los que hacen que el bA aparezca en sus formas” con “bA secreto entre los dioses” (ÄHG 129,168), “quien se equipó a sí mismo con sus formas. Él no puede ser conocido” (ÄHG 24,15-17), “dios con numerosas formas en la cámara sagrada” (Letanía de Ra 32) y con “comencé a decir tu grandeza como señor de los dioses, como bA con rostros secretos, grande de majestad que oculta su nombre y oculta su imagen cuyas formas no son conocidas en el comienzo” (ÄHG 196, 12-15), ÄHG refiere a Ägyptische Hymnen und Gebete (Assmann, 1975).

16 Cfr. Breasted, (1912: 344-370); Morenz, (1992: 99-109); Assmann, (1995a: 190-204); Assmann, (2001: 221-240).

17 “En el período de Amarna (…) la relación con el dios no posibilita su identificación porque los seres son meros receptores de la creación y la vinculación se realiza por medio de la fidelidad y posicionamiento con respecto al Faraón que se convierte en protector y receptor en la vida en el Más Allá.Luego de la reforma amarniana las adoraciones implican la búsqueda de una vinculación directa con el dios y las acciones terrenales del difunto son puestas a consideración para ser ofrecidas al dios y con ello obtener el privilegio de la vida después de la muerte”, (Catania, 2007:145).

18 “Con Cosmografía se parafrasea el género de textos que, sobre todo en los llamados Libros de Nut y en el Libro del Día y Libro de la Noche, ponen de relieve descripciones del mundo -Weltbeschreibungen-. En su calidad de adaptación funeraria para la vida en el Más Allá de los reyes muertos, este género contiene también las llamadas guías del Más Allá -Jenseitsführen- y se encuentra además en los himnos solares desde la Dinastía XVIII”, (Voß, 1996: 377).

19 “Cada centro religioso representaba a la Duat en un modo ligeramente diferente, y buscaba glorificar a su dios local. La Duat que mejor conocemos es la de Tebas, y el libro (Amduat) en el que está descripta fue compuesto por los sacerdotes de Amón, un trabajo en el que tal vez importaron un cierto número de concepciones de otras partes, pero en el que sobre todo se magnificaba a la propia divinidad, Amón”, (Naville, 1909: 91), en el mismo sentido cfr. Budge (1904, vol. I: 170-172).

20 También los Libros funerarios del Reino Nuevo fueron objeto de apropiación por particulares en el Tercer Período Intermedio (y ya en la XX Dinastía con el papiro de Anhay y la tumba de Tjanefer, TT 158), cfr. Quirke (1994: 225). Para la utilización de imágenes y motivos vinculados con el recorrido diario solar y su renovación en papiros y tumbas privadas, cfr. Hornung, (1992a). Para la apropiación de los Libros funerarios del Reino Nuevo desde el período de Nectanebo, cfr. Manassa (2007: 437-468).

21 “La tradición reproductiva es una donde la única función es la copia. El Libro de los Muertos es un típico ejemplo de esta tradición”; y más adelante; “la tradición religiosa, casi por naturaleza, tiende hacia la reproductividad, esto es, el proceso de canonización, que transfiere lo “sagrado” de un objeto al discurso que creció alrededor de ese objeto”, (Assmann, 1995a: 4-5).

22 Cfr. la idea del cronotopo en Assmann (2005).

23 Por ejemplo, los ostraca de Deir el Medina, en los que puede apreciarse una relación personal, sin intermediarios con un dios determinado, sin conflictos con otros modos de expresión religiosa de índole más global. Cfr. Ĉerný y Gardiner, (1957); Ĉerný, (1973); Lesko, (1994). Los altares de culto doméstico a diferentes dioses (Bes, Bastet, Thot), identificados por Kemp en Amarna, serían indicativos de este culto ‘privado’ tolerado por Akhenatón, (Cfr. Kemp, 2012).

24 “Representaciones sobre el viaje nocturno del sol o sobre el viaje al Más Allá de los muertos alcanzan en Egipto profundamente hacia atrás en la prehistoria. Ya en la decoración de un cuenco de barro del tiempo más antiguo de Nagada, alrededor de mediados del cuarto milenio a.C., se hace una representación esquemática que indica el recorrido del sol a través de las montañas del desierto y las aguas primordiales, con dos veces la imagen del sol para la salida y el crepúsculo”, (Hornung, 1991:207).

25 Así, a la idea directriz -“el mítico “ícono” del recorrido solar”-, (Jansen-Winkeln, 1996:204) se le superponen, a instancias de necesidades derivadas del contexto integral, imágenes que la enriquecen ideológica, teológica y sobre todo programáticamente. Simultáneamente al recorrido del faraón difunto en las horas de oscuridad, se desencadenan procesos concurrentes y complementarios no concebidos en el “plan original” -regeneración real en el caso de los Textos de las Pirámides- que son justamente las consecuencias contextuales que antes mencionábamos.

26 Como por ejemplo el Libro de la unidad solar-osiriana (Darnell, 2004).