La eugenesia familiar en Estados Unidos: Paul Popenoe y el American Institute of Family Relations°*

Family eugenics in the United States: Paul Popenoe and the American Institute of Family Relations

Ana Laura Bochicchio**

Cuadernos del Sur - Historia 53 (2024), 156-176, E-ISSN 2362-2997

Paul Popenoe fue un reconocido eugenista estadounidense. Como fundador del American Institute of Family Relations (1930), Popenoe dedicó gran parte de su carrera a divulgar un modelo familiar heteronormativo, con la intención de influir en el bienestar social. Si bien desde la década de 1910 se dedicó a difundir prácticas como la esterilización forzosa, fue principalmente luego de 1945 que su propuesta pedagógica se volvió hegemónica entre los eugenistas de Estados Unidos. Dicho año suele definirse como un punto de inflexión para la eugenesia debido a que la derrota del nazismo expuso las consecuencias genocidas del paradigma. A pesar de que la historiografía suele considerar que la eugenesia negativa fue predominante en el ámbito anglosajón y que la eugenesia positiva imperaba entre los eugenistas latinos, esta diferenciación no corresponde a estrategias incompatibles entre sí. Este artículo se propone inquirir en la hibridación de los discursos de Popenoe a lo largo de su carrera académica y mediática, que duró hasta su muerte en 1979. Popenoe defendía la intervención sobre los cuerpos y la educación eugénica en forma simultánea. Resulta interesante entender ambos modelos como mecanismos complementarios. Popenoe es un ejemplo que dificulta generalizar su trayectoria en la categoría de eugenista negativo o positivo, sobre todo con el surgimiento de una tardo-eugenesia al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Este nuevo modelo buscaba desligarse de las prácticas negativas, pero sin abandonar las ideas básicas que suponían la existencia de genes o caracteres superiores, que debían imponerse por sobre los inferiores.

Palabras clave

eugenesia

Estados Unidos

Paul Popenoe

Fecha de recepción

18 de octubre de 2023

Aceptado para su publicación

4 de marzo de 2024

° https://doi.org/10.52292/csh5320244895

* El presente trabajo de investigación ha sido realizado en el marco de los siguientes Proyectos: Una genealogía de las biopolíticas eugénicas en la Argentina (1880-1980)-PIP 11220200100407CO (CONICET, Argentina) y Ciencia, racismo y colonialismo visual, ref. PID2020-112730GB-I00, financiado por MCIN/AEI/ 10.13039/501100011033.

** Instituto de Cultura, Sociedad y Estado, Universidad Nacional de Tierra del Fuego - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0302-0595. Correo electrónico: albochicchio@untdf.edu.ar.

Resumen

Paul Popenoe was a renowned American eugenicist. As founder of the American Institute of Family Relations (1930), Popenoe dedicated much of his career to disseminating a heteronormative family model, with the intention of influencing social welfare. Although since the 1910s he dedicated himself to spreading practices such as forced sterilization, it was mainly after 1945 that his pedagogical proposal became hegemonic among eugenicists in the United States. This year is usually defined as a turning point for eugenics because the defeat of Nazism exposed the genocidal consequences of the paradigm. Although historiography usually considers that negative eugenics was predominant in the Anglo-Saxon sphere and that positive eugenics prevailed among Latin eugenicists, this differentiation does not correspond to mutually incompatible strategies. This article aims to investigate the hybridization of Popenoe’s speeches throughout his academic and media career, which lasted until his death in 1979. Popenoe defended intervention on bodies and eugenic education. It is interesting to understand both models as complementary mechanisms. Popenoe is an example that makes it difficult to generalize his career into the category of negative or positive eugenicist, especially with the emergence of late-eugenics at the end of World War II. This new model sought to separate itself from negative practices but without abandoning the basic ideas that assumed the existence of superior genes or characters, which should prevail over the inferior ones.

Keywords

eugenics

United States

Paul Popenoe

Abstract

156-176

Ar

Introducción

El término eugenesia deriva del vocablo griego eu-genes (‘de buen linaje’). La misma fue una disciplina definida en la Inglaterra victoriana por Francis Galton —primo de Charles Darwin—, en Inquires into Human Faculty and its Developement (1883), como la ciencia que se ocupa del cultivo de la raza, aplicable al hombre, a las bestias y a las plantas. Desde su óptica, Galton planteó la necesidad de una filosofía moral para mejorar la raza humana por medio de la selección reproductiva y la calidad de la descendencia (Carlson, 2001). Tales planteos obtuvieron gran popularidad en Europa, Estados Unidos y América Latina, sobre todo a principios del siglo XX, constituyéndose como un paradigma científico-social que rigió las interpretaciones de las ciencias sociales y naturales. Todo en un contexto de ansiedades en torno al crecimiento urbano y a los “males” asociados a ello, especialmente en relación con la pobreza, el alcoholismo y la delincuencia. La eugenesia intentó, pues, aplicar los principios de la biología “para justificar los presupuestos de la degeneración de las poblaciones y su consiguiente necesidad de mejorarlas” (García González y Álvarez Peláez, 2007: 126), en función de una selección artificial, en lugar de natural.

Según la historiografía especializada en el tema, los eugenistas se dividieron en dos tendencias. Por un lado, la eugenesia negativa buscaba intervenir sobre los cuerpos de las personas mediante legislaciones restrictivas para limitar y/o eliminar los considerados genes defectuosos, para poder evitar el nacimiento de los “menos aptos”. Por otro lado, la eugenesia positiva planteaba la necesidad de fomentar los caracteres considerados deseables para incrementar el nacimiento de los “más aptos” (Kevles, 1986: 85). Las diferentes medidas eugénicas oscilaron entre la propuesta de esterilización de criminales y enfermos mentales o la separación de los cónyuges enfermos por disposición del Estado, hasta la implantación del certificado médico prenupcial y el control de la inmigración. Por su parte, la eugenesia positiva tuvo gran incidencia en la revalorización del modelo heteronormativo de familia tradicional victoriano, lo cual garantizaría la conformación de hogares “saludables” en función del bienestar social, recayendo sobre todo en la mujer la responsabilidad tanto de la procreación como de la educación eugénica.

En tal sentido, la discursividad eugénica se organizó en torno a implementar diversos mecanismos de control que implicaron una clara tendencia a la normalización de la sociedad, legitimada desde los ámbitos académicos y culturales. Así, desde la eugenesia se organizaron modelos sociales y familiares. Como consecuencia, se establecieron prácticas de castigo, corrección o exclusión de todo aquel individuo o comportamiento que no respondiera a la normalización estandarizada (Foucault, 1976).

Si bien generalmente se consideró que la eugenesia negativa era predominante en el ámbito anglosajón mientras que la eugenesia positiva imperaba entre los eugenistas latinos, es importante resaltar que esta diferenciación no correspondió en la práctica a estrategias incompatibles entre sí. Por el contrario, resulta interesante entender ambos modelos como mecanismos complementarios que respondían a estrategias hibridadas.

Estados Unidos es un caso paradigmático en ese sentido por el hecho de que es considerado uno de los principales gestores de medidas eugénicas de tipo negativo, sobre todo la esterilización forzosa. Sin embargo, Paul Popenoe (1888-1979), uno de los principales eugenistas promotores de esta práctica, se dedicó en paralelo a divulgar estrategias pedagógicas, destinadas a educar a las familias en los principios de la eugenesia. Para ello, en 1930 fundó el American Institute of Family Relations (AIFR) en Los Ángeles, California. Hasta la muerte de su fundador en 1979, este fue el principal organismo dedicado a la difusión de la educación eugénica en el país y, por lo tanto, promotor del consumo privado de la eugenesia por parte de los individuos que querían “mejorar” su condición matrimonial o familiar. En conjunto, sus estrategias pretendían “elevar el nivel de la raza y producir en general una distribución más amplia de la salud, la inteligencia y la eficiencia, y una menor cantidad de los niveles actuales de discapacidad, defectos e incapacidades mentales” (Popenoe y Roswell, 1933: 137)1.

Este artículo tiene como objetivo indagar en la hibridación de los discursos de Popenoe, lo cual dificulta estandarizar su trayectoria únicamente en la categoría de eugenista negativo o positivo, dando cuenta, a su vez, de lo limitante de estas categorías a la hora de estudiar el fenómeno eugénico. Por el contrario, la implementación de la disciplina necesitaba, sí o sí, de una complementariedad de estrategias. Para ello, se analizará el funcionamiento del AIFR y sus actividades. El objetivo es comprender el modo en que Popenoe y su modelo de eugenesia familiar se difundió tanto previamente como posteriormente a 1945, momento en que fue socialmente reforzado. Ese año suele definirse como un punto de quiebre para la eugenesia, dado que el final de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del nazismo expuso las consecuencias genocidas del paradigma en su forma más extrema.

La carrera de Paul Popenoe: entre la esterilización y las pedagogías eugenésicas

Paul Popenoe fue fundamentalmente reconocido por su labor como consejero matrimonial y, como tal, protagonizó una importante carrera mediática que derivó en que popularmente se lo apodara “Mr. Marriage” y “the Man who Saves Marriages”. Sin embargo, su labor dentro de la eugenesia comenzó tempranamente, asociada a la apología de la esterilización forzosa de delincuentes y enfermos mentales. El objetivo de esta táctica era disminuir el gasto estatal en ayudas sociales, a la vez que un intento por “mejorar” la calidad de la familia estadounidense (Largent, 2008), principalmente blanca, de clase media y heteronormada.

Esta intervención quirúrgica, que fue común hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, se inició en 1907 en Estados Unidos. Indiana fue el primer Estado en establecerla legalmente. Como explica Elof Axel Carlson, fue consecuencia de la coincidencia de la “teoría de la degeneración, la sustitución de la caridad por los preceptos del darwinismo social y la popularización de las medidas biológicas del ‘valor social’ lo que permitió proponer la esterilización como una política social racional e ilustrada” (2011: 11).

Como biólogo de formación (aunque no se recibió), el joven Popenoe, que había nacido en Kansas, desarrolló su profesión en California y se dedicó inicialmente al estudio sobre la herencia de distintas variantes de palmeras. Sin embargo, en la década de 1910 su preocupación viró hacia cuestiones relacionadas con la reproducción humana y la higiene social. Se acercó por primera vez a la disciplina de la eugenesia en la Universidad de Stanford, como estudiante de David Starr Jordan, uno de los pioneros en ingresar la doctrina de Galton en Estados Unidos (Carlson, 2011). Durante sus primeros años de trayectoria dentro del círculo eugenésico de Estados Unidos, Popenoe formó parte de las más importantes instituciones dedicadas a la promoción de tales principios: Eugenic Record Office y American Eugenics Society. A su vez, fue secretario de la American Social Hygiene Association y co-fundador, junto al eugenista Ezra S. Gosney, de la Human Betterment Foundation en Pasadena, California, en el año 1927. Sumado a ello, desde 1914 fue editor de Journal of Heredity, uno de las principales publicaciones divulgadoras de la eugenesia en Estados Unidos.

La Human Betterment Foundation fue uno de los ámbitos en los que Popenoe desarrolló sus estudios eugenésicos. La institución tenía como objetivo universalista “el avance y mejoramiento de la vida, el carácter y la ciudadanía humana, particularmente en los Estados Unidos de América, de tal manera que contribuya al progreso humano en esta vida”2. Considerando la esterilización una forma de filantropía, el organismo se dedicó principalmente a encarar estudios académicos de carácter eugénico sobre dicha práctica y sus consecuencias.

La fundación fue una importante promotora de la esterilización como estrategia eugenésica que buscaba resultados beneficiosos, no solo para los individuos afectados, sino también para la sociedad toda. Se presentaba como una organización dedicada a “investigar los resultados y posibilidades para el mejoramiento humano mediante una aplicación segura y conservadora de los descubrimientos realizados por la ciencia, y para brindar esta información al público”3.

Como difusores de la esterilización forzosa en California, Popenoe y Gosney llevaron a cabo una serie de estudios en el Sonoma State Home for the Feebleminded entre 1930 y 1934 (584 hombres y 699 mujeres). Los autores aseguraban que dos tercios de estas prácticas fueron eficientes entre los internos con libertad condicional, lo cual significó su libertad plena4. A su vez, se puede observar que una amplia mayoría de mujeres internadas por “conductas sexuales desviadas” fueron esterilizadas, con el fin de eliminar la deficiencia moral (la promiscuidad) y los retrasos mentales (Kline, 2001: 54 y siguientes). Al ser segregadas en instituciones mentales, se suponía que las personas, ya sean hombres o mujeres, estaban impedidas de reproducirse, lo cual era beneficioso para la sociedad (Popenoe y Roswell, 1933). Es interesante señalar, además, el carácter racista de la eugenesia, puesto que una gran cantidad de personas esterilizadas compulsivamente en California fueron mujeres de origen mexicano (Lira, 2015).

Las conclusiones de Popenoe y Gosney fueron publicadas en numerosos artículos de divulgación científica y, principalmente, en dos libros editados por la Human Betterment Foundation. Estos se titularon Sterilization for Human Betterment: A Summary of Results of 6,000 Operations in California, 1909–1929 (1929) y Twenty-Eight Years of Sterilization in California (1938).

Según Alexandra Stern, California fue un lugar propicio para la implementación de la eugenesia, dado que fue un área donde cobró mucha fuerza el nativismo y la doctrina del Destino Manifiesto luego de la incorporación de gran parte del territorio mexicano a Estados Unidos. Ello implicó una fuerte carga de racismo contra los latinos, los indígenas de la región y, posteriormente, contra la gran cantidad de inmigración asiática. Además, en California existía una importante tradición de organizaciones educativas cívicas y privadas que abonaron al movimiento eugénico (Stern, 2005).

En ese contexto, Popenoe se dedicó a promover el consejo matrimonial en paralelo a la esterilización, como una de las principales pericias de la eugenesia para lograr establecer modelos normativos de comportamiento que apelaban a optimizar el funcionamiento social. Según él, “el mejoramiento de la raza no se podía lograr mediante la coerción (...) era necesario convencer a la gente normal de la importancia de la herencia” (Ladd-Taylor, 2001: 301). En ese sentido, la eugenesia nunca promueve un perfeccionamiento netamente individual, sino que este sería siempre en función del bienestar de la sociedad entera.

Popenoe fundó el AIFR en febrero de 1930, con la ayuda económica de Gosney. El instituto se constituyó en la primera institución íntegramente dedicada al consejo matrimonial en Estados Unidos. Su objetivo era “traer los recursos de la ciencia moderna a la promoción del éxito matrimonial y de la vida en familia” (Ladd-Taylor, 2001: 310). Por eso, Popenoe aseguraba que “el propósito de este Instituto es organizar y llevar a cabo (…) la posibilidad de aplicar las ciencias biológicas a los problemas personales del apareamiento y reproducción”5. Todo lo cual, en última instancia, no dejaba de tratarse de estrategias médico-biológicas, destinadas al consumo privado de las personas.

Cabe recordar que durante la década de 1930, como consecuencia de la Gran Depresión, las tasas de divorcio estaban aumentando considerablemente, lo cual preocupaba a los eugenistas. Según Popenoe, “los divorciados son en general biológicamente inferiores a la porción de la población felizmente casada” (Popenoe, 1933: 48). En consecuencia, también afirmaba que “el divorcio es una derrota que afecta no sólo al marido y a la mujer, sino también a sus hijos, a sus familiares y amigos, y a la sociedad en general” (Popenoe, 1933: 50)6.

Sin embargo, la educación prematrimonial sería una medida eficaz para salvaguardar este defecto e impedir el divorcio o la conformación de matrimonios disgénicos:

la conservación de la familia debe buscarse no mediante cambios en las leyes de divorcio sino mediante una mejor educación para el matrimonio; una gama más amplia de oportunidades sociales para los jóvenes que les permitan encontrar parejas adecuadas (...) para evitar matrimonios apresurados e imprudentes; examen físico antes del matrimonio; y la provisión de clínicas u otras instalaciones para brindar a las personas la información técnica necesaria y la ayuda para adaptar la personalidad al estado matrimonial (Popenoe, 1933: 50).

Popenoe adoptó el término “asesoría matrimonial” de Alemania, donde la práctica se utilizaba desde la década de 1920 entre los eugenistas (Kline, 2001: 309). Según la definición oficial del AIFR, el consejo matrimonial consiste en ayudar “a las personas a vivir con éxito (…) de tal manera que puedan llevarse bien con otras personas y ser ciudadanos felices y útiles”7.

Para 1950 la práctica del consejo matrimonial ya estaba ampliamente difundida en Estados Unidos. El National Council of National Relations —fundado en 1938— lo definió como “un campo especializado de asesoramiento familiar que se centra principalmente en la relación interpersonal entre marido y mujer” (Morgan, 1950: 95). Incluso, la disciplina era impartida en cursos de algunas universidades, como las de Chicago, Denver, Florida, entre otras. De todos modos, la mayoría de las instituciones que promovían esta práctica fueron privadas no universitarias (Morgan, 1950).

Así, el AIFR se desarrolló como un centro privado de educación familiar cuyo objetivo era liberar a la sociedad de los caracteres “indeseables”. Funcionó como una “clínica de herencia” (Stern, 2005: 162), puesto que los principios eugenésicos fueron el motor de sus actividades, las cuales tenían como fin establecer modelos normativos de sexualidad, pareja y puericultura. Además, fue un centro educativo de formación profesional, destinado a maestros, ministros religiosos o trabajadores sociales. Ante la falta de educación en este sentido en las escuelas, Popenoe entendía el rol de su Instituto como fundamental. Por eso, aseguraba que, para que el matrimonio sea exitoso, “dos personas necesitan comprenderse a sí mismas, comprenderse mutuamente y comprender el matrimonio (...). Desafortunadamente, nuestra educación rara vez nos brinda suficiente ayuda en cualquiera de estas tres áreas; y nuestra educación parental a menudo nos deja muy confundidos” (Popenoe, 1915: vii).

Para concretar dichos objetivos, el Instituto ofrecía servicios personalizados de educación y análisis psicológicos de los involucrados. La educación preconyugal era esencial para Popenoe a la hora de mantener la institución matrimonial como baluarte social, por lo que afirmaba que “la mayoría de los fracasos en el matrimonio son innecesarios; podrían prevenirse con una adecuada educación prematrimonial” (Popenoe, 1915: vii). Por supuesto que este modelo pedagógico respondía a una estructura heteronormativa preestablecida, basada en la monogamia y la división de las esferas separadas, y cuyo fin último siempre era la reproducción. La familia se convertía, así, en una institución biosocial sujeta a prácticas médico-biológicas. Según la definición de Popenoe, tal familia “parece representar una adaptación evolutiva en beneficio de la humanidad” (Popenoe, 1923: 4).

La familia en la concepción eugénica de Paul Popenoe

Todo lo anterior se refiere al modelo de conducta victoriano, originado a mediados del siglo XIX, y que cimentó los estereotipos de género tradicionales (Kohle y Gutleben, 2001). Estos establecieron las esferas separadas y los atributos tanto masculinos como femeninos, al menos hasta la década de 1970. Es necesario resaltar que la consolidación de este paradigma acompañó, en gran medida, la lógica de la Segunda Revolución Industrial, momento en que se afianzó la construcción de ciudadanos consumistas. Esta capacidad estaba directamente asociada al modelo económico liberal estadounidense. Desde la lógica industrial masificada, con acompañamiento estatal, se promovieron campañas pedagógicas encaradas a partir de la nueva tecnología de la publicidad como herramienta manipuladora de las voluntades (Ewen, 2001). Se buscaba fomentar la estandarización de un ciudadano ideal, es decir, blanco, consumista y heteronormado. Este fue ideado en colaboración con la nueva disciplina eugénica, que establecía conductas y funciones de género inamovibles en un sistema racista, patriarcal y capitalista.

Estos roles heteronormativos se basaban en obligaciones y deberes tanto familiares como comunitarios y políticos por parte de las familias y los individuos, que dependían exclusivamente de su género. La familia, como institución normalizada y normalizante, era concebida como el principal medio de defensa de la moralidad de clase, al separar ética y étnicamente a las clases medias y altas —generalmente blancas— de las bajas (Kohle y Gutleben, 2011). Es por eso que dicha familia, para ser considerada digna en el nivel comunitario, debía responder a los valores morales victorianos en torno a la domesticidad —como esfera propia femenina— y sobre la reproducción, como principal obligación de los cónyuges (Loeb, 1994). En términos de Popenoe: “no es necesario argumentar que la familia normal se compone no sólo de cónyuges, sino también de padres de hijos” (Popenoe, 1923: 35).

Así, los roles femeninos y masculinos dentro de la familia nuclear heteronormada eran fijos e inmodificables, lo cual implicaba una complementariedad de género que también era antagónica. La mujer era quien defendía los valores éticos del hogar desde un rol espiritual, mientras que el hombre era el responsable de sostener económicamente dicho hogar, ya que encaraba un rol más bien productivo (Ewen, 2001).

Los rasgos femeninos, por lo tanto, debían oponerse a los masculinos. Eran cuatro los atributos básicos que debía tener una “buena mujer victoriana” para ser considerada verdaderamente femenina, según la historiadora Barbara Welter (1966): piedad —asociada a la devoción religiosa—, pureza —en relación con su comportamiento sexual—, sumisión —pasividad y reconocimiento de la necesidad de ser protegida— y domesticidad —dedicación exclusiva a las tareas del hogar y la maternidad—. Se suponía que estos rasgos constituían una tarea biológica de las mujeres y, por lo tanto, era un rol naturalizado. De hecho, según Popenoe, la mujer “a la que no le gustan los niños no es emocionalmente normal” (Popenoe, 1946: 29). Por eso mismo, si estas actitudes esperadas fallaban, se entendía que existía algún tipo de deficiencia médica, ya sea psíquica o física.

En uno de sus artículos de divulgación popular de 1962, Popenoe afirmaba que “tener hijos es trabajo de las madres; criarlos es trabajo de los padres”8. Aseguraba, pues, que “hombres y mujeres difieren, literalmente, en cada célula de sus cuerpos. En tareas grandes e importantes de la vida, tienen diferentes estándares de valores (…). Los sexos son complementarios; son mutuamente dependientes; ninguno está completo sin el otro” (Popenoe, 1961: 4).

Para que este modelo se consolide de manera efectiva, era necesaria, en primer lugar, una correcta selección de pareja, momento en el que el consejo matrimonial eugénico debía actuar con especial fuerza, dado que de dicha elección dependía la posterior calidad de tal familia. Es posible observar otra hibridación en el discurso de Popenoe, quien asevera que el Estado debe impedir el matrimonio entre “ciertas clases de personas cuyo emparejamiento resultaría en mucho más daño a la sociedad que beneficio para ellos mismos” (Popenoe, 1923: 28). Esto incluye límites de edad (18 para las mujeres y 21 para los hombres), la consanguinidad, ciertas condiciones mentales, enfermedades venéreas, defectos físicos, como las enfermedades infecciosas o la impotencia sexual, y la criminalidad (Popenoe, 1923). Estos, incluso, no deberían ser aceptados para ser clientes del consejo matrimonial, puesto que en ellos no sería efectivo9. La cuestión hereditaria, pues, no es dejada de lado en el consejo matrimonial. La eugenesia es esencialmente una doctrina racialista y, por lo tanto, la herencia es uno de sus principales factores.

Desde un punto de vista eugenista que conjuga la importancia de la herencia con el bienestar social, Popenoe aseguraba que

las personas superiores se definirán como aquellas que han heredado, en mayor medida que el promedio, la capacidad de (a) vivir más allá de la madurez, (b) reproducirse adecuadamente, (c) vivir felizmente y (d) hacer contribuciones a la productividad, felicidad y progreso de la sociedad (Popenoe, 1923: 125).

Y agregaba: “la mayor parte del progreso logrado en cualquier país se debe a la mitad superior de su población” (Popenoe, 1923: 126).

Esta manera de presentar el discurso eugénico, con base en la institución familiar, hasta 1945 fue importante, pero no el principal interés entre los círculos eugenistas estadounidenses. Entre ellos, predominaban las ideas de aplicación negativa, es decir, la eliminación de los elementos “defectuosos”. Pero luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Popenoe imperó entre los consejeros matrimoniales. Continuó con la difusión de una eugenesia de tipo ambiental, enmascarada, pero que conservaba sus principios fundamentales: la primacía de la heredabilidad como una cuestión moral que afectaba al conjunto social. Afirmaba Popenoe que “la naturaleza y la crianza están indisolublemente asociadas a los logros de cada hombre y mujer (...). El objetivo de la sociedad debe ser proporcionar a sus miembros lo mejor de cada uno” (Popenoe y Roswell, 1933: 18).

Con la intención de limpiar la imagen de la eugenesia, hacia mediados de los años cuarenta, Popenoe abandonó la tradición negativa para centrarse únicamente en la fórmula pedagógica de la difusión de los modelos eugénicos familiares (Ladd-Taylor, 2001). Sin embargo, es importante aclarar que ciertas prácticas “negativas” no desaparecieron, tales como restricciones matrimoniales o inmigratorias (Stern, 2005). La persistencia del discurso eugénico invocó una reformulación pedagógica que apelaba a entrometerse en la vida privada de las personas, quienes voluntariamente consumirían esos discursos para aplicarlos en sus propias decisiones familiares, a partir de la imposición del modelo normativo de familia basado en los roles tradicionales de género, la monogamia heterosexual y la obligatoriedad reproductiva.

En la nueva coyuntura, siendo la libertad un valor máximo en Occidente durante la Guerra Fría iniciada inmediatamente al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la familia de posguerra podía gozar del crecimiento económico y el consumo individual. Esto significaba poseer valores que fuesen funcionales al avance del capitalismo liberal. La familia se convirtió en el principal baluarte de protección contra los supuestos peligros de la infiltración comunista. Se suponía que dicho modelo económico-social carecía de los valores éticos cristianos que alimentaban la estructura victoriana (Tyler May, 2008).

En dicho contexto, las tasas de matrimonio y de natividad aumentaron considerablemente entre 1946 y 1964, alcanzando picos de aproximadamente un 150 % de incremento en los nacimientos de personas blancas (Owram, 1997). Además, las parejas se casaban cada vez a una menor edad, promediando los veinte años.

A su vez, la estabilidad social de la posguerra significó que los matrimonios consolidados en este periodo fueron más estables, lo cual disminuyó considerablemente la tasa de divorcio (Tyler May, 2008). Todo esto estuvo acompañado por un retroceso en la cantidad de fuerza laboral femenina, mostrando una marcada tendencia a que las mujeres volviesen a dedicarse exclusivamente a las tareas del hogar.

Fue la época del surgimiento de los denominados baby boomers, una nueva generación que vivió un periodo de gran prosperidad económica y cuyos padres le daban una importancia mayúscula al matrimonio y la vida familiar tradicional. En esta lógica, la carencia de hijos en un matrimonio significaba un gran riesgo de inestabilidad e infelicidad conyugal. El modelo de familia tradicional cobraba sentido solo a partir de la concepción de hijos/ciudadanos que garantizaban el modelo familiar hegemónico. Cada miembro del matrimonio tenía un rol preestablecido, es decir que la mujer se conformaba como ama de casa, madre y esposa, mientras que el hombre era el proveedor y procreador; roles estos que definen a la masculinidad y a la feminidad, en pos de una maniobra de contención contra el comunismo “amoral” (Bochicchio, 2020). En este período, precisamente, se instaló el paradigma tardo-eugenista, que entendía la familia como la principal institución biosocial, encargada de mantener el bienestar social general. Se trataba de una continuidad de los principios esenciales de la eugenesia en relación a la concepción sobre la existencia de caracteres deseables e indeseables y la implementación de medidas que fomentaran la propagación de los primeros. Pero ya sin una intervención directa sobre los cuerpos de las personas, sino apelando principalmente a la educación eugénica.

Como afirma Wendy Kline, “porque el mensaje de Popenoe parece relativamente inocuo (…) es bastante poderoso” (2001: 162). Su éxito fue absoluto en el nuevo contexto. Síntoma de ello fue el hecho de que, a finales de la década de 1940, Popenoe mudó su Instituto del Centro de Los Ángeles a la zona de Hollywood, lo cual significó un importante cambio cualitativo y un crecimiento de la popularidad de la institución. A partir de entonces, Popenoe se convirtió en una celebridad que apareció en numerosas ocasiones en shows televisivos y radiales10. Para 1960, Popenoe aseguraba que su Instituto había atendido aproximadamente a veinticinco mil parejas, a las que ayudó con sus problemas maritales con el fin de evitar los divorcios (Popenoe y Cameron Disney, 1960: xvii-xviii).

La carrera mediática de Paul Popenoe

Los medios masivos de comunicación fueron grandes impulsores del recorrido profesional de Popenoe, quien, efectivamente, fue uno de los eugenistas que alcanzó un alto grado de popularidad y fama nacional. Esta era justamente una de sus estrategias para alcanzar notoriedad: “la publicidad indirecta de este servicio a través de canales adecuados creará una gran clientela”11.

Popenoe tuvo frecuentes apariciones en distintas emisoras de radio de Estados Unidos y Canadá, especialmente en House Party, el famoso programa radial del presentador Art Linkletter, durante la década de 1940, y, posteriormente, en su programa televisivo de la CBS. Muchas de sus apariciones públicas eran junto a su esposa, Betty Popenoe. La pareja se mostraba feliz y capaz de solucionar todos sus problemas gracias al conocimiento científico del consejo familiar. En ocasiones, sobre todo en los medios gráficos, también aparecía junto a sus hijos y nietos, demostrando ser “un modelo de familia feliz”12. Como comenta su hijo, David Popenoe —quien continúa hasta la actualidad con la cruzada de su padre—, “su matrimonio fue concebido, como lo fueron la mayoría de los matrimonios tradicionales de esa época, como una asociación simbiótica de opuestos” (2005: 239). Como padre, lo describe de la siguiente manera: “al más puro estilo victoriano, era una persona relativamente autoritaria y estrictamente disciplinante” (Popenoe, 2005: 239).

Además, Popenoe condujo su propio programa televisivo, Divorce Hearing, el cual contó con ochenta episodios13. Allí, el mismo Popenoe oficiaba de juez ante parejas que le presentaban sus conflictos —el show aclara que estos personajes no son interpretados por actores, sino que son casos reales—. Al empezar el programa, Popenoe avisa:

Nuestra intención es investigar las causas y consecuencias del divorcio al entrevistar a parejas que hayan solicitado el divorcio. Esperamos que, de este modo, un mejor entendimiento de las causas y consecuencias del divorcio puedan impresionarlos, brindando la posibilidad de salvar vuestro matrimonio14.

Mostrando su compromiso en tal sentido, al final del programa, Popenoe saluda a su audiencia diciendo: “les deseo a todos felices matrimonios15.

Por ejemplo, en uno de los casos, el marido acusa a su esposa de no saber cuidar la casa y señala que, como consecuencia, no puede tener hijos. Como respuesta, Popenoe da un veredicto en el que le propone a la mujer que realice cursos sobre domesticidad, ya que, evidentemente, no tuvo una buena educación por parte de su madre —afirma que “lamentablemente hay muchas chicas como ella en la actualidad. Es un serio defecto de nuestro sistema educativo entre madres e hijas”16—.

En otro caso, las quejas de la mujer tienen que ver con la falta de dinero, acusando al marido de gastar demasiado y no ser un buen proveedor para el hogar familiar. Popenoe los convoca a reconsiderar no divorciarse por sus hijos —especialmente, una niña discapacitada de la que Popenoe, como buen eugenista, afirma que no tiene un gran futuro—17.

Puede observarse que las razones que han conducido al divorcio en estos casos reflejan una falla en los roles estereotipados y heteronormados de género. Popenoe, como una figura de poder desde su estrado de juez y a partir de su experiencia en psicología y tratamientos matrimoniales, encarna estos preceptos, imponiéndolos ante los participantes del programa (y la sociedad). Sus análisis “autorizados” sobre la situación explicaban la manera de encontrar una solución tradicional a clásicos conflictos entre parejas, apelando a los principios básicos de la pedagogía eugenésica en la que él tanto confiaba. La simulación de una corte judicial colaboraba con esta imposición de autoridad por parte de Popenoe, quien oficiaba como un “juez moral” ante quienes acudían a él. Por supuesto, el consejo matrimonial es sugerido en todos los casos, siendo el programa también un importante mecanismo de publicidad para el AIFR.

En la prensa, Popenoe realizó numerosas publicaciones para el National Newspaper Syndicate, especialmente la columna Your Family and You (1940-1977), y en una gran cantidad de periódicos locales en todo el país. Pero fue, principalmente, su columna Can This Marriage Be Saved?, publicada en la popular revista femenina Ladie´s Home Journal entre 1953 y la década de 1980, lo que le dio notoriedad mediática tanto a nivel nacional como internacional. Para la publicación de esta famosa serie, que demandaba mucho trabajo, Popenoe contó con la colaboración y coautoría de su colega Dorothy Cameron Disney. Este producto era consumido mayoritariamente por mujeres blancas de clase media y amas de casa (Kline, 2001), el público perfecto para la difusión del discurso heteronormado de Popenoe18.

De hecho, la columna fue una gran ventanilla que proveía de clientes al AIFR. Inspirados por la lectura de las soluciones de casos reales mostrados en la revista, numerosos lectores y lectoras escribían cartas a Popenoe contándole sus problemas familiares con la esperanza que poder superarlos. Para ello, el AIFR contaba con numerosos consejeros profesionales que respondían las cartas y hacían los seguimientos correspondientes. Por supuesto que, en el fondo, la eugenesia familiar era un gran negocio. Las consultas y el armado de diagnósticos eran cobrados, a lo cual se agregaba una suma por la aplicación de test especiales, como el Wasserman o el de temperamento Taylor-Johnson. Se argumentaba que el pago hacía que los clientes obtuviesen mejores resultados19.

Al mismo tiempo que proveía clientes y una gran cantidad de dinero, Can This Marriage Be Saved? fue un medio promotor de la tardo-eugenesia con énfasis en la cuestión matrimonial. La imposición normativa de valores eugenésicos se puede vislumbrar en los artículos, que poseen un carácter divulgativo, pero, a la vez, cientificista. Por ejemplo, en uno de los borradores enviados a la revista, Popenoe asegura que

las personas religiosas tienen más probabilidades de tener éxito en el matrimonio que las no religiosas (...). Un estudio de cientos de historias detalladas recopiladas por el Instituto Americano de Relaciones Familiares encontró que los hombres felizmente casados constituían una clara mayoría entre aquellos a quienes les gusta el estudio de la Biblia y no les gustan las personas irreligiosas, y creemos esencial que los niños reciban instrucción religiosa20.

Aun siendo ateo, Popenoe reconocía el rol de los valores religiosos para el sostenimiento de un modelo victoriano, que sí o sí recaía sobre una moralidad de tipo sagrada. No en vano, el AIFR solía realizar conferencias públicas sobre la importancia de la religión en la vida familiar21.

Otro importante medio de divulgación que aprovechó Paul Popenoe fueron las escuelas secundarias y las universidades, donde brindaba conferencias en las que exponía los principios de su eugenesia prematrimonial. Además de su participación en congresos científicos, las charlas divulgativas estaban destinadas a los jóvenes estudiantes y docentes bajo parámetros académicos. Es interesante resaltar que no fueron pocas las universidades en las que presentó sus ideas. Justamente, el sistema educativo era esencial, según Popenoe, a la hora de preparar a los estudiantes para el matrimonio y la paternidad, puesto que estaban en edad de concretar ese paso: “la importancia del matrimonio y la paternidad exitosas, personal, social y racialmente, parecería requerir que todas las instituciones educativas coloquen estos objetivos en segundo plano, al delinear la preparación de cada estudiante” (Popenoe, 1930: 169).

Este conjunto de apariciones públicas fueron esenciales para que Popenoe popularizara su cruzada personal de instalar a la familia como el eje de la vida nacional. Tal como afirmó en una de sus entrevistas radiales, “la familia sólo puede sobrevivir si toda la nación adopta una mentalidad centrada en la familia”22. Por la repercusión mediática de su persona y la cantidad de consultantes que tuvo a lo largo de su carrera —un promedio de aproximadamente seis mil parejas por año—, se acercó bastante a su objetivo.

Sin embargo, para la década de 1970, el discurso fue perdiendo popularidad, a pesar de que el AIFR sobrevivió precariamente a Popenoe durante los años ochenta. En cualquier caso, el notorio cambio general iniciado por los jóvenes de los sesenta estaba marcando una gran modificación en el modo de entender la familia, lo cual condujo a un progresivo declive de la figura de Popenoe y sus ideales. Según cuenta David Popenoe,

una importante razón para el rápido desvanecimiento de su reputación es que el suyo era un mensaje que la gente ya no quería escuchar (...) [A Popenoe]. Le repugnaba profundamente la ideología de liberación personal, la conciencia de la nueva era, la mentalidad playboy y los estilos de vida alternativos que entonces se pusieron de moda. Encontró que estos cambios culturales estaban en oposición a todo lo que él representaba (Popenoe, 2005: 229).

Así, “el hombre que salvaba matrimonios” quedó en el olvido junto a su mensaje, cada vez más desprestigiado, pero no desacreditado por la totalidad de la sociedad, sobre todo los círculos más conservadores y religiosos que durante la década de 1980 constituyeron la nueva derecha cristiana estadounidense. De este modo, la eugenesia es un término erradicado del vocabulario popular y científico. Aunque muchos de sus valores quizás persistan en el sentido común patriarcal racista y clasista predominante en gran parte de la sociedad occidental.

Conclusión

Desde finales del siglo XIX, la eugenesia fue el paradigma científico imperante en la interpretación biosocial de las problemáticas propias de un mundo occidental con un considerable y abrupto incremento poblacional concentrado en los nuevos y grandes centros urbanos. Temas como la delincuencia, la pobreza y el alcoholismo eran las especiales preocupaciones de los eugenistas, que encontraron en la institución familia heteropatriarcal/reproductiva un baluarte médico y social que impedía su avance, a la vez que sostenía y defendía los valores y la moralidad de las clases medias/altas blancas. Desde ya, la eugenesia defendía una cosmovisión totalizante de tipo racista, clasista y patriarcal.

Lo interesante es que, como pudo observarse a lo largo del artículo, Estados Unidos, uno de los países que mayormente practicó y divulgó la eugenesia —influyendo incluso en la Alemania nazi—, aplicó tanto las prácticas negativas como positivas, a pesar de que la historiografía no se ha centrado mayoritariamente en el segundo aspecto. El caso paradigmático de Paul Popenoe es significativo para comprender la implementación en conjunto de las tendencias intervencionistas y pedagógicas, restringiendo y fomentando, entre ambas, comportamientos normativos. El objetivo último era normalizar una sociedad hegemónicamente deseada.

Popenoe se constituye en un ejemplo de la hibridación de estrategias, lo cual permitía ampliar el abanico de aplicación del paradigma, que incluso antes de 1945 mostraba la necesaria complementariedad de tácticas. Así como estudiaba y defendía la esterilización desde la década de ١٩١٠, la carrera eugénica de Popenoe estuvo atravesada por la implementación del consejo matrimonial, cuyo objetivo principal era influir en el bienestar social general. Fue luego de la Segunda Guerra Mundial cuando estos discursos se volvieron hegemónicos entre los eugenistas, que abandonaron las prácticas intervencionistas más cruentas sobre los cuerpos e, incluso, el empleo del término eugenesia.

El AIFR fue, entre 1930 y 1979, el principal aparato difusor de su conocimiento, colaborando con el movimiento eugénico a partir de una institución privada que se volvió reconocida mundialmente. Como tal, popularizó el consejo y las pedagogías (pre)conyugales y la puericultura como estrategias normalizantes de consumo privado-voluntario. Se buscaba, en definitiva, evitar la conformación de matrimonios disgénicos y el divorcio de los que sí eran eugénicamente “deseables”. Según Popenoe, la pedagogía era una de las estrategias más eficaces a la hora de conseguir dicho objetivo, ya que educaba a los cónyuges y moldeaba su comportamiento hacia los estándares del modelo de familia tradicional/victoriano, basado en el sostenimiento de las esferas separadas, todo lo cual tendría favorables consecuencias sociales.

Más allá del ámbito académico, los medios de comunicación masivos fueron el principal impulsor de la figura de Popenoe y su método. La eficacia radicaba en mostrar como reales los casos, lo cual daba la sensación de cientificidad. Como consecuencia, miles de personas confiaban en las técnicas de Popenoe para solucionar sus problemas personales, entregando su voluntad a los principios normalizantes de la eugenesia familiar.

Esta práctica imperó hasta la década de 1970, momento de marcado cambio generacional. Si bien esta discursividad fue consumiéndose cada vez menos a nivel popular, cabe preguntarse en qué grado el paradigma desapareció en su totalidad o si se perpetúa entre ciertos sectores, sobre todo religiosos conservadores, con tintes patriarcales, para los cuales los valores familiares tradicionales siguen permeando sus imaginarios orientativos/normativos.

Bibliografía

Fuentes

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1 Las traducciones del inglés al español son propias.

2 [Panfleto de The Human Betterment Foundation] (3 de marzo de 1929), Box 114, Folder 2, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

3 [Panfleto de The Human Betterment Foundation] (sin año), E. S. Gosney Papers and Records of The Human Betterment Foundation, Archives, California Institute of Technology, Pasadena, California.

4 “Estimates of Savings by Sterilization and Parole of Feebleminded in the Two State Institutions for the Feebleminded” [Borrador de The Human Betterment Foundation] (sin año), E. S. Gosney Papers and Records of The Human Betterment Foundation, Archives, California Institute of Technology, Pasadena, California.

5 [Panfleto de The Human Betterment Foundation] (3 de marzo de 1929), Box 114, Folder 2, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

6 Popenoe, Paul (12 de abril de 1962) [Borrador para Your Family and You], Box 102, Folder 6, Paul Popenoe papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

7 Popenoe, Paul (1934), “The Principles, Techniques, and Materials of Counseling”, Box 116, Folder 1, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

8 Popenoe, Paul (12 de abril de 1962) [Borrador para Your Family and You], Box 102, Folder 6, Paul Popenoe papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

9 Popenoe, Paul (1934), “The Principles, Techniques, and Materials of Counseling”, Box 116, Folder 1, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

10 Participó de shows como Divorce Hearing y House Party, del famoso presentador radial Art Linkletter.

11 [Panfleto de The Human Betterment Foundation] (3 de marzo de 1929), Box 114, Folder 2, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

12 [Notas gráficas] (1937-1974), Box 202, Folder 2, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

13 [Notas del Interstate Television Corporation] (sin año), Box 169, Folder 1, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

14 Divorce Hearing (1958), [disponible en https://www.historicfilms.com/search/?q=Popenoe&q=Popenoe#p1t38135i0o1554 - consultado el 27 de julio de 2023].

15 Divorce Hearing (1958), [disponible en https://www.historicfilms.com/search/?q=Popenoe&q=Popenoe#p1t38135i0o1554 - consultado el 27 de julio de 2023].

16 Divorce Hearing (1958), [disponible en https://www.historicfilms.com/search/?q=Popenoe&q=Popenoe#p1t38135i0o1554 - consultado el 27 de julio de 2023].

17 Divorce Hearing (1958), [disponible en https://www.historicfilms.com/search/?q=Popenoe&q=Popenoe#p1t38135i0o1554 - consultado el 27 de julio de 2023].

18 Popenoe ya escribía artículos en la revista desde 1941.

19 Popenoe, Paul (1934), “The Principles, Techniques, and Materials of Counseling”, Box 116, Folder 1, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

20 Popenoe, Paul (sin año), [Borrador para Can This Marriage Be Saved?], Box 44, Folder 6, Paul Popenoe papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

21 Popenoe, Paul (1931-1933) [Serie de conferencias sobre educación religiosa en Los Ángeles], Box 140, Folder 10, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.

22 [Entrevista a Paul Popenoe para “Headline Celebrities”] (30 de diciembre de 1946), Box 166, Folder 29, Paul Popenoe Papers, 1874-1991, Collection Number 04681, American Heritage Center, University of Wyoming, Laramie, Wyoming.